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sábado, 16 de febrero de 2019

Imagen del mes: Villa romana de El Pomar, en Jerez de los Caballeros


Si bien el origen inmediato de la actual ciudad se remontaría al parecer a la dominación musulmana de la zona, bautizada la localidad con el nombre de Xerixa o Xeris, queda confirmada sin embargo en base a los ricos vestigios arqueológicos preservados la ocupación del enclave donde posteriormente se ubicase la Villa de Seres ya en época premedieval, capitaneando de entre los elementos heredados de época romana el yacimiento conocido como El Pomar, restos de la vivienda señorial de una relevante villa erigida en las tierras de lo que por entonces se nombraría como Caeriana o Seria Fama Iulia, explotación agropecuaria sita entre los confines de la provincia lusitana y la bética Nertóbriga, joya de los monumentos romanos conservados en nuestra región.
Jerez de los Caballeros (Badajoz). Siglos III-IV d.C. (erigida en el siglo I d.C., conocería su época de mayor apogeo entre los siglos III y IV, ocupada hasta el siglo VI); estilo romano.

(Actualización: artículo dedicado en enero de 2.023 a los mosaicos de la domus suburbana de El Pomar, tras haber podido visitar el monumento, una vez puestos en contacto con la Oficina de Turismo de Jerez de los Caballeros):



Arriba: incomprensiblemente cerrada al público, a pesar de su excavación, intervención arqueológica, estudio y adecuación para las visitas, la villa romana de El Pomar forma parte del rico patrimonio histórico-artístico de la ciudad de Jerez de los Caballeros, conservada la vivienda señorial, estructurada en torno a un generoso peristilo o patio porticado de planta rectangular al que se abren el resto de los habitáculos de la casa, dotada originalmente de dos plantas a juzgar por la aparición de ciertos peldaños que conducirían a un nivel superior.


Arriba y abajo: descubierta en torno a 1.956 y excavada a partir de 1.969 tras conocerse la intención de ejecutar en sus inmediaciones el levantamiento de diversas viviendas, la villa romana jerezana sería excavada durante varias campañas en las siguientes décadas, sin que la relevancia de los restos arqueológicos frenase la construcción de ciertos edificios en sus aledaños, entre los que destacaría el Pabellón Municipal de Deportes Francisco José Rivera Montero junto al  flanco occidental del yacimiento (arriba), lateral residencial en cuyo punto media se abre una amplia estancia recubierta de un rico pavimento musivo (abajo), identificada con el oecus o sala de ceremonias de la familia titular de la hacienda.



Arriba y abajo: conservado en el ala septentrional de la casa parte del muro que cerraría el jardín o viridiarium que centrase la vivienda, rodeado éste a su vez de una arquitectónica cenefa dotada de regulares hornacinas donde se enclavaban las columnas marmóreas que sostendrían la techumbre de los corredores (arriba), ornamentados con mosaicos y losas de mármol, sería posiblemente en este punto de la vivienda donde se encontrase el zaguán o vestíbulo de acceso a la misma, musivamente pavimentado y estructurado en torno a cuatro columnas de fábrica de ladrillo (abajo), junto al que destacan el resto de habitaciones o cubículos delimitados con muros de mampostería.



Arriba: mientras que las habitaciones o cubículos con que contaba el edificio se enclavaban fundamentalmente en los flancos norte, occidental y sureño de la vivienda, el lado oriental ofrece un muro de contención de los terrenos en pendiente sobre los que se asentaba la residencia, sita sobre una suave loma allanada para la ubicación en ella de la mansión.

Abajo: siguiendo el esquema residencial impuesto a partir del siglo I d.C., cuando atrio y peristilo se fusionan en un único patio porticado, dotado en un gran número de casos de jardín interior, la villa romana de El Pomar se articula en torno a un viridarium donde entre plantas ornamentales y cuidada vegetación se descubriría un alargado estanque frente al oecus residencial, reconvertido al parecer con posterioridad en monumental fuente de remate semicircular, persiguiendo la creación de un espacio íntimo donde conjugar vegetación y juegos acuáticos, ya conocido en otras villas romanas de la región, como puede descubrirse en la Villa romana de La Majona, dentro del término municipal de Don Benito.



Arriba y abajo: enclavadas en el extremo sureste de la vivienda, una serie de estancias abiertas al pasillo oriental de la casa se quisieron identificar con el balneario o zona termal residencial, profundamente modificado con posterioridad perdiéndose así el hipocausto, manteniéndose sin embargo un canal por donde pudiese haber circulado antaño el aire caliente en un sala curiosamente de planta absidial, plano en ábside que se repite en el mismo flanco del edificio, abierto al pasillo sureño lo que pudiera haber sido el triclinium o comedor de la vivienda, cubierto como estancia primordial nuevamente con vistoso pavimento musivo.



Arriba y abajo: cuenta la villa romana de El Pomar con una destacada colección musiva conservada in situ, descubriéndose en diversas estancias, tales como las consideradas entrada, oecus y triclinium, así como en ciertas porciones de los pasillos que circundan el peristilo, representaciones geométricas de las que surgen en algunos casos figuraciones y personajes variados, no siendo ésta solución artística la única tomada en pro de la ornamentación de la vivienda, cubiertos sus muros internos con pinturas sobre estuco donde, al igual que en otras residencias y villas conservadas en la región, como en la cercana a Mérida de las Tiendas, se simulan zócalos marmóreos en un estilo cercano al ilusionista, preservados y expuestos tales vestigios en el emeritense Museo Nacional de Arte Romano.



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