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miércoles, 5 de febrero de 2020

Colaboraciones de Extremadura, caminos de cultura: Las gárgolas y el pecado, en El lince con botas 3.0, de Canal Extremadura


Gárgolas. Por todos conocidas, pero ampliamente obviadas. Pasan muchas veces desapercibidas ante transeúntes, vecinos, viajeros o incluso turistas. Cuando son atisbadas, se aprecian como esculturas. Sin embargo, la altura, la erosión o el simple desconocimiento impide observarlas como lo que, además de desagües y obras artísticas fueron: elementos pedagógicos y moralizantes en un mundo donde la imagen ilustraba las ideas que en una sociedad ampliamente analfabeta se querían instaurar. Y así siguen, aunque sin prácticamente asistentes ya, portando la carga simbólica de que se les dotó, convertidas con los siglos en mudo testigo de otras épocas y otras voces que, sin embargo, no han dejado de susurrarnos desde la base de nuestra cultura.

Extremadura no escaparía a la tendencia artística y de la mano del Gótico que las vio expandirse por Europa llegarían a este rincón peninsular. Desde Gata hasta Llerena, de Badajoz a Guadalupe, las gárgolas poblarían desde las cornisas de ingentes edificios religiosos, tales como las catedrales de Plasencia o Coria, hasta los tejados de menudas parroquias como la arroyana de Nuestra Señora de la Asunción, asomándose también desde diversos inmuebles civiles o los alerones de las residencias de los que fueran por entonces los más pudientes y poderosos quienes, desde sus palacios en Cáceres o Trujillo, se sumarían a la labor más didáctica que ornamental donde el miedo al castigo, más al eterno que al terrenal, tomaba un papel fundamental en el día a día de aquellas gentes del medievo y comienzos de la Edad Moderna.

Libre Producciones ha querido mirar hacia estos elementos escultórico-constructivos una vez más, intentando aprender con ellos, más que sobre la materia ético-instructiva impartida, sobre el papel histórico y artístico que han venido a desempeñar con las centurias. Las gárgolas extremeñas protagonizarán así un nuevo episodio de El lince con botas 3.0 que en la noche de este próximo viernes, día 7 de febrero, a las 00.15 horas y por tanto ya en la madrugada del sábado 8, se emitirá en Canal Extremadura TV. Desde Extremadura: caminos de cultura, invitada a participar, junto a Rubén Núñez (autor del blog Cáceres al detalle) en el reportaje de tal capítulo, os invitamos a ver el programa, esperando que una vez más toda labor en pro de la divulgación del patrimonio cultural extremeño se sume a la difusión del conocimiento en general, a favor de nuestro propio progreso como pueblo y sociedad.

"Las primeras gárgolas surgen en la
Baja Edad Media durante el gótico francés, y se expanden velozmente por los
templos de toda Europa occidental. Su consideración exige un triple
requisito: la utilidad arquitectónica y funcional; su valor estético como
escultura y un tercer uso esencialmente pedagógico y moralizante, y también
de protección de lo sagrado. La pericia e imaginación de los canteros
construyen una iconografía inspirada en los bestiarios clásicos y medievales,
y pronto derivan hacia la representación figurativa de lo reprobable para el
culto católico, una simbología de lo pecaminoso, la condena de los pecados
capitales. A finales del siglo XVI su función de desagüe se precipita al olvido en
beneficio de su valor ornamental: las gárgolas se convierten en mudas
quimeras sin más utilidad que la decoración, como sucederá en el siglo XIX
con su reaparición en el neogótico. Pero durante siglos estas esculturas,
ninguna igual a la otra, que han sobrevivido a la erosión del tiempo y los
cambios de costumbres, expresaban un lenguaje capaz de señalar a los
creyentes los peligros de la transgresión voluntaria y con conocimiento de los
preceptos morales o religiosos... Al sur y al norte de Extremadura puede encontrarse algún ejemplo de atrevidas gárgolas moralizantes, pero entre todas destaca el contundente
espectáculo alegórico concentrado en el perímetro de la parroquia de Nuestra
Señora de la Asunción, en Montehermoso. Y alguna más en el cacereño Palacio de la Isla."


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