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viernes, 2 de noviembre de 2018

Imagen del mes: Portada plateresca de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en Calamonte


Aunque de sencillo ornato y menudas dimensiones, la portada de la parroquia calamonteña de Nuestra Señora de la Asunción, abierta en su lado de la epístola, ofrece una sencilla ornamentación labrada bajo el estilo plateresco triunfante a comienzos del siglo XVI, época en la cual sería tal puerta de acceso añadida a la nave única del templo, contruida al parecer un siglo antes, donde destacan las dos cabezas que en relieve coronan el arco rebajado que centra la composición, sugerente personaje precolombino el izquierdo, presunto soldado del Viejo Mundo el derecho, en una posible alusión al encuentro entre dos mundos no habitual pero tampoco desconocida dentro del panorama artístico de la Extremadura renacentista, cuna de los principales conquistadores, colonizadores y evangelizadores del Mundo recién descubierto.
Calamonte (Badajoz). Siglo XVI; estilo plateresco/renacentista.

(Actualizado en abril de 2.020)


Arriba y abajo: coronado el conjunto por friso sin decorar, rematado con cornisa taqueada, quedan guarnecidas entre el mismo y el arco que permite el acceso al principal templo calamonteño (arriba) dos cabezas esculpidas en bajo relieve de aparente temática conquistadora, semejando la izquierda un personaje indiano (abajo), un conquistador español la derecha (abajo, siguiente), en presunta alusión al encuentro entre dos mundos contemporáneo a la obra y presente en diversos trabajos escultóricos aparecidos en diferentes edificios esparcidos a lo largo de la geografía regional, tales como el antiguo seminario cacereño de Galarza, con cabezas precolombinas en la portada reutilizada en el Palacio Episcopal de la ciudad, el trujillano Palacio de la Conquista, con alusión al mestizaje familiar anexa a la ventana de esquina del edificio, o sendas Serpientes Emplumadas cinceladas sobre un dintel conservado como parte de una chimenea en uno de los inmuebles abiertos a la Plaza de España de la localidad de Santa Cruz de la Sierra (Cáceres), ofreciendo el curioso hecho de figurar éstas soplando el poder ser vistas, por el contrario, como personificaciones de los vientos, tocado exóticamente el proveniente del Atlántico, europeizado el que parte del Viejo continente, siguiendo modelos a su vez también descubiertos en otros puntos de Extremadura, muy cercano el pareado expuesto sobre la portada de acceso a la Iglesia de Nuestra Señora de la Antigua, en la inmediata localidad de Mérida.



Abajo: lo que pareciese un bucráneo (abajo), seguido de dos faces de cuyas bocas parten ramificaciones vegetales que recuerdan al mítico hombre verde celta (abajo, siguientes), emparentado con la idea del renacer que la Iglesia católica tomaría a partir del medievo como elemento ornamental divulgativo de la resurreción, figuran labrados entre las dovelas que componen el arco de la portada parroquial calamonteña, formando parte  de una cenefa decorativa típicamente plateresca cuyo hilo conductor lo marcan entre volutas y el propio ramaje en sí, repetido este último en los capiteles que coronan las pilastras que cercan la composición arquitectónica por sendos lados.






Abajo: en un relieve sencillo, incluso algo tosco, quedan sendas jambas labradas en base a una ornamentación compuesta por jarrones y ramificaciones vegetales, característica decoración a candelieri propia del plateresco que acerca este estilo artístico precursor del clasicismo renacentista en suelo español al corazón de la Extremadura más humilde del siglo XVI, fruto del mecenazgo artístico que dentro de los territorios por ésta gobernados ejercería la Orden de Santiago, dependiente Calamonte del Arciprestazgo de Mérida, inscrito a su vez en el Priorato de San Marcos de León, fomentando la orden religioso-militar un estilo particularmente hispano conservado, como el calamonteño, en diversas parroquias alojadas a lo largo y ancho de las tierras santiaguistas, así en La Garrovilla o en Aljucén, dentro de este arciprestazgo, o en Arroyomolinos, dependiente del montanchego.




3 comentarios:

  1. El plateresco es un estilo (de los pocos) que pudiera denominarse genuinamente español. Al contrario que en otros ámbitos de la Península, en donde el plateresco se convierte en el sello de identidad de muchas ciudades, en nuestra provincia es un estilo que se empleó casi marginalmente, por desgracia. Es muy de agradecer tu tarea de llamar la atención sobre los pocos ejemplos que, como éste de Calamonte, a los profanos nos pasarían desapercibidos, sin darles su merecida importancia. Como siempre, enhorabuena.

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  2. Por fantasear un poco y por buscar una interpretación del programa iconográfico, observo que en las "ramificaciones" que escapan de las bocas de todos los personajes, pudiéramos ver, más bien, efluvios, soplidos por así decirlo... ¿No podrían ser representaciones de los vientos? El indio (América) simularía el Siroco o viento del poniente, el guerrero barbado (Europa) el Euro o viento del saliente, el anciano con el pelo desordenado es la clásica representación del Boreas o viento frío del norte, y lo que puede ser una fiera salvaje (África) el Siroco o viento del Sur; el quinto personaje ya me descuadra, porque tampoco ofrece ningún rasgo distintivo. También me descuadraría, según esta tesis-divertimento, que sean cinco las representaciones, y no cuatro u ocho, que son las cifras que se asumen para los vientos...

    En fin, tómate este comentario como una distracción dominical sin más pretensiones. Un abrazo.

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  3. Estimado Villano:
    Como siempre, es un enorme placer encontrarte por el blog y leer tus ilustrativos comentarios. Un grato honor haberte podido mostrar este humilde ejemplo de arte plateresco en la región, estilo que, como tú bien dices, tristemente no fue muy prolífico en nuestra tierra, donde el conocido como gótico rural o gótico extremeño se prolongaría hasta bien entrado el siglo XVI. ¡Un enorme abrazo!

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