Que las aguas de un río, pantano o embalse bajen de nivel drásticamente, no suele ser motivo de alegría. A la visible escasez del bien acuático, y con ello la aparición del riesgo de desabastecimiento a la hora de poder regar, llevar a cabo labores diarias y de limpieza, e inclusive poder surtir a la población para el consumo humano, se suma la sequía de los campos y cultivos, consecuencia de la falta de lluvias que ha permitido la pérdida del caudal fluvial y acuífero acumulado.
Sin embargo, para los amantes del patrimonio una carencia en el nivel acuático puede traer de la mano agradables y extraordinarias sorpresas, fundamentalmente la asunción de yacimientos sepultados bajo el agua estancada, la afloración de bienes inmuebles yacentes bajo lechos acuosos, e inclusive poder apreciar en su total integridad, o en la mayor parte de la misma, elementos habitualmente sólo visibles en parte de su todo, bien así como resultado de alguna intencionada inundación, o porque de esta manera fuese previsto desde la propia erección del bien. Un magnífico ejemplo de este último caso podemos encontrarlo en la presa romana del embalse de Cornalvo.
La continua carencia de lluvias prevalente durante la actual estación invernal ha conducido a una bajada más que llamativa de las aguas estacionadas en el conocido como embalse de Cornalvo, dentro del Parque Natural homónimo, enclavado a unos 16 kms. al Norte de la ciudad de Mérida y cuyos terrenos quedan repartidos entre los términos municipales emeritense, de Mirandilla, San Pedro de Mérida, Guareña y Aljucén. La dismunición de los niveles acuáticos, si bien conlleva la semidesaparición del caudal que habitualmente inunda el "cuerno blanco", especialmente en su zona más norteña, última del pantano o cola del mismo, permite por otro lado hoy en día la posibilidad de ver casi en su totalidad la conocida como Torre de Toma, punto de captación de las aguas embalsadas para, desde allí y tras recorrer el túnel que atraviesa la propia presa, desembocar en el actual canal de conducción de aguas presa abajo, sustituto del acueducto que antaño acercaría las aguas hasta la romana Emérita Augusta, bautizado como Aqua Augusta y del que apenas quedan restos de sus porciones superficiales, mejor preservados los tramos subterráneos.
Si bien el agua aún oculta el actual sistema de toma de agua, cercano a sus cimientos y zona más inmediata a la roca madre sobre la que se asienta el bien, sí es posible poder contemplar del añejo edificio romano la integridad de la fábrica original no oculta por posteriores reformas y añadidos, destacando en esta obra de 20 metros de altura, con 5,50 metros en sus laterales perpendiculares al dique y 6,50 en los paralelos al mismo, la antigua ventana abierta durante el siglo XVIII como medida tomada tras la adquisición del monumento por Campomanes en pro de variar el sistema de captación de aguas, cegada posteriormente durante la reforma y restauración a la que sería sometido el monumento a mediados de la primera mitad del siglo XX, captada aún en su existencia por González en una imagen tomada en 1.910. Mencionada fotografía nos presenta un torreón semidesvencijado cuya imagen dista de la ofrecida tras finalizar su restauración en 1.926, intervención a través de la cual se dotaría al edificio de un refuerzo en rededor de su base en pro de fijación y protección, a modo de encofrado que abraza la primitiva obra latina, restando como resultado una victoriosa torre que emerge de entre su última aportación, hoy perfectamente visible al paseante, turista, amante del patrimonio o simple curioso que se acerque por la zona.
Desde Extremadura: caminos de cultura sugerimos al lector acercarse al embalse de Cornalvo para poder disfrutar, mientras la bajada del nivel de aguas así lo permita, de una visión íntegra de la original fábrica romana respetada entre los añadidos posteriores que conforma la Torre de Toma del sistema hidráulico, en una visita a través de la cual podrá pasear por la presa en activo más antigua de Europa, inmersa en un paraje declarado Parque Natural que permite al senderista la completa comunión con el más característico medio natural de la región, disponiendo, si desea obtener más información sobre este monumento casí bimilenario, de una entrada dedicada al mismo en el presente blog, cuyo enlace al artículo se ofrece a continuación:
Arriba y abajo: si bien desde su origen y a lo largo de las centurias sería el primitivo y original torreón romano la obra contemplada como sistema de captación de aguas, formando parte indispensable del monumento de ingeniería hidráulica, enclavada frente a la propia presa aguas arriba del triple paredón que conforma la misma, hoy en día la visión de la torre corresponde no sólo al edificio inicial, sino al resultado híbrido del mismo abrazado en su base por un refuerzo que, tras la última restauración del bien en los años 20 del pasado siglo, figuraría bordeando la base del edificio, permitiendo la bajada del nivel de aguas en invierno de 2.018/2.019 la posibilidad de apreciar la totalidad del cuerpo romano emergiendo tanto de la masa acuática como del encofrado que lo protege.
Arriba y abajo: perfectamente visible en la fotografía tomada por González en 1.910 (abajo), captada antes de la restauración y acometida que sobre la obra de ingeniería se ejecutase a mediados de la primera mitad del siglo XX, la actual bajada de aguas del embalse de Cornalvo permite poder observar la hoy cegada ventana que, en pro de variar el sistema original de toma de aguas, se abriría sobre la parte baja del muro oriental de la torre en el siglo XVIII, vestigio de las diversas actuaciones que sobre el inmueble se han acometido a lo largo de su dilatada historia, iniciada para la mayor parte de los estudiosos entre finales del siglo I d.C. y primeras décadas del siglo II de nuestra era, fijada sin embargo durante el gobierno visigodo o primeros siglos de la dominación musulmana por los arqueólogos Santiago Feijóo y Diego Gaspar en base al descubrimiento de canales de conducción acuática romanos previos y por debajo del propio embalse presentados a la opinión pública en 2.017, señal, para tales autores, de la captación desde las propias fuentes y no del propio pantano del agua que nutriría el acueducto de Aqua Augusta, y por ende a la ciudad de Mérida.
Arriba: tal es el bajo nivel de las aguas embalsadas en el pantano de Cornalvo que desde el propio faldón que recubre aguas arribas la misma presa es posible alcanzar la torre de toma o captación, surgiendo de entre la masa acuífera el terreno que dista entre el sillarejo del dique y el encofrado que abraza la base del torreón, apreciándose la colección de originales sillares graníticos almohadillados que conforman la fábrica primitiva, muchos de ellos dotados con las características horadaciones latinas ejecutadas en pro de poder ser manejados con las ferrei forfices o tenazas de transporte de la época, visibles tanto en la propia torre con en el pilar anexo restante del añejo sistema de acceso a la misma, compuesto de arco de unión que comunicaba torreón con un paredón saliente de la propia presa, restando retazos del mismo antes de la última intervención sobre el monumento, tal y como puede apreciarse en la imagen de González de 1.910.
Abajo: si el nivel de las aguas estancadas sigue bajando en los próximos meses, seguramente será posible poder observar prácticamente en su integridad la obra de ingeniería hidráulica que conforma la presa de Cornalvo, oportunidad única para saborear el monumento que, sin embargo, vendría de la mano de una alarmante carencia de bien acuático que pondría en peligro nuestros campos, nuestras cosechas e inclusive el propio consumo de agua humano que esperemos no tengamos que llegar a conocer.