Salvando el paso de la Garganta de la Buitrera, un puente de piedra y único ojo sigue permitiendo hoy en día el paso de los viandantes y vehículos que hacen camino a través de la Vía de la Plata, tal y como en época romana lo posibilitara el viaducto original del que nacería el actual monumento, mayormente de fábrica medieval sostenida por primitivos sillares que se apoyan a su vez sobre la misma roca viva.