lunes, 8 de febrero de 2021

Imagen del mes: Puerta Oeste de Contributa Iulia Ugultunia, en las cercanías de Medina de las Torres

 

Retomadas en 2.007 las excavaciones arqueológicas por el Instituto de Arqueología de Mérida, estancadas desde que en 1.845 se llevasen a cabo en la zona de Los Cercos -a poniente del entramado urbano de Medina de las Torres y cercanías de la carretera que une este municipio con la vía nacional N-630-, las primeras intervenciones de este tipo y carácter oficial en Extremadura, los nuevos trabajos sacarían a la luz los restos de toda una ciudad romana identificada con Contributa Iulia Ugultunia, diseñada sobre nueva planta y plano ortogonal, defendida por un cercado amurallado del que se recuperase, coincidiendo con el trazado del decumano máximo, la puerta occidental de acceso a la urbe, enmarcada entre dos torreones de planta rectangular que a día de hoy saludan al visitante, como siglos atrás hicieran ante todo aquél que sus pasos dirigiese hacia el interior de este municipio perteneciente a la Beturia Céltica e inscrito en el Conventus Hispalensis, dentro de la provincia hispana de la Bética.

 Medina de las Torres (Badajoz). Siglos I-VI d.C.; estilo romano.

Arriba y abajo: de planta poligonal rectangular, dos torreones paralelos, de base de mampostería y posible alzado en tapial -manteniendo la estructura edilicia observada en el lienzo de muralla conservado junto a la torre septentrional (arriba)-, supondrían, junto al desaparecido arco de medio punto que los uniría, el diseño de la denominada Puerta Oeste de la ciudad romana de Contributa Iulia Ugultunia, defendiendo tales construcciones castrenses el paso occidental a la urbe, cuya abertura, de 3 metros de anchura, quedaría marcada por un umbral marmóreo inscrito en el terreno tras los sillares graníticos que supondrían el arranque de las jambas de la propia portada en sí (abajo, imágenes segunda y tercera), pieza arquitectónica en la que aún se aprecian los surcos ejecutados por el trascurrir sobre ella de los carruajes, así como las horadaciones para la inserción de las hojas de la puerta de cierre, reutilizada al parecer de alguna construcción previa e insertada en este punto de la ciudad durante las presuntas primeras obras de remodelación del enclave, fechadas antes de la segunda mitad del siglo III d.C., repavimentándose el firme del decumano máximo, cuyo trazado discurriría bajo este vano de control poblacional.




Arriba y abajo: junto al torreón sureño de la Puerta Oeste, adosado al flanco oriental de la atalaya y abierta al trazado del decumano una vez dentro de la urbe, una fuente de menudas dimensiones proporcionaría al viajero agua fresca con la que poder refrescarse, preservados de la misma parte del enfoscado y boceles a base de opus signinum que la cubrirían (abajo), así como la roza por donde discurríría la tubería de plomo que constituiría su estructura interna funcional, incorporada en este espacio urbano al parecer durante las obras de remodelación ejecutadas sobre el enclave antes de la segunda mitad del siglo III d.C., momento en el que además de la fuente, junto al frente levantino del torreón meridional se levantaría un edificio interpretado como cuerpo de guardia (arriba), dispuesto para el equipo de centinelas que custodiase la puerta anexa, inscrito entre torreón y muralla y el primero de los cardos trazados en este flanco de la ciudad, siendo tal inmueble uno de los grandes puntos reformados durante la reestructuración vivida por este rincón urbano en la primera mitad del siglo IV d.C., reduciéndose la anchura de su portada de acceso, abierta en la esquina noreste del mismo, de 2,5 a un metro, añadiéndose a la par un banco corrido junto al muro oriental, contiguo al inmediato cardo.

Abajo: pavimentado con guijarros, el decumano máximo mantenía una anchura superior a los 4 metros que, a fin de acondicionarse a los 3 metros de amplitud de la puerta occidental de la ciudad, vería sus dimensiones reducidas en el tramo inscrito entre el cardo inmediato al cuerpo de guardia y el urbano vano de entrada, obligando al edificio destinado al uso militar a ser recortado, a modo de chaflán, en su esquina nororiental, ya oblicua de por sí la pared septentrional del mismo, configurándose así una especie de plazoleta donde convergían la puerta al cuerpo de guardia, el inicio norteño del cardo occidental, el trazado del decumano máximo, la Puerta Oeste y la fuente anexa a la misma, desarrollando una riqueza arquitectónica y edilicia que verificarían el valor urbanístico del trazado de Contributa Iulia Ugultunia, cuyo relevancia patrimonial y arqueológica llevarían a ser declarado el yacimiento de Los Cercos como Bien de Interés Cultural, categoría de Zona Arqueológica, por la Junta de Extremadura, mediante Decreto 22/2018 de 14 de febrero, publicado en DOE nº 35 de 19 de febrero de 2.018, y BOE nº 68, de 19 de marzo de 2.018. 


2 comentarios:

  1. Qué raro que no esté enlosado el decumano, ¿Verdad?

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    1. ¡Hola Alejandro! Al parecer, durante las intervenciones arqueológicas se descubrió el firme original del decumano, a base de guijarros, hoy tapados con gravilla, supongo que para una mejor conservación del mismo. Pero sí, llama la atención que no estuviera éste enlosado como era habitual en este tipo de vías, aún posible obervarlo en tramos de decumanos preservados, así en Mérida o en Cáparra. El mundo romano, y su pragmatismo, nunca deja de sorprendernos ;)

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