lunes, 7 de noviembre de 2022

Imagen del mes: fuentes romanas de Zarza de Granadilla y el Ronco de Montehermoso

 

Tildadas popularmente como romanas, consideradas obras bajomedievales por diversos autores, las denominadas fuentes romanas de Zarza de Granadilla  y de Montehermoso, bautizada esta última como del Ronco, ofrecen en todo caso un peculiar diseño, sencillo pero eficaz, basado en la cobertura del manantío por un arco de medio punto, formado por sillares graníticos que arrancan prácticamente a nivel del suelo, repitiendo una tendencia constructiva vista en otros puntos del centro peninsular que hace de estas obras, fuera cual fuese su origen, un elemento edilicio particular, viniendo a enriquecer el legado etnográfico extremeño así como el patrimonio heredado por las poblaciones donde se ubica.

Zarza de Granadilla y Montehermoso (Cáceres). Época romana, visigoda o bajomedieval.


Arriba y abajo: inscrita al Suroeste de la localidad de Zarza de Granadilla, antaño afueras de la población y hoy al margen de la carretera de Guijo e inicio de la calle a la que da nombre, denominada de la Fuente, la fuente popularmente conocida como romana, recientemente adecentado su entorno una vez puesta en valor la relevancia arquitectónica y etnográfica de este bien vernáculo, consta apenas de un arco de medio punto de pequeñas dimensiones, formada su bóveda por tres hiladas de sillares graníticos (arriba), tapada su cara posterior o septentrional (abajo, y siguiente) por piezas de similar naturaleza, guardando así el interior de un manantial sólo abierto por su frente, abrazado el pozo por un cuadrilátero cuya pieza superior de su flanco meridional sirve como poyata desde la cual poder acceder a las aguas custodiadas, siguiendo un esquema visto igualmente en Montehermoso, así como en otros puntos de Extremadura, tanto en Villa del Campo, en su fuente del Oro, como en la fuente romana de Campo Lugar, pudiéndose dar con el mismo sistema edilicio fuera de las fronteras de nuestra región, fundamentalmente en torno al Sistema Central, destacando los ejemplares salmantinos de las localidades de Zamayón y Peñaparda, de la población abulense de Casillas de Chicapierna, o en la fuente de la Peluquera del madrileño Cadalso de los Vidrios, pero también en puntos más alejados de la Submeseta Norte, como en la zamorana Villafáfila, con su fuente de San Pedro, o en las poblaciones burgalesas de Villalbal u Hontoria del Pinar, repitiéndose un diseño constructivo que pudo distribuirse a través de las provincias romanas, o, en caso de ser medieval, bien de origen o como método de reparación de los inmuebles originales, pudo verse expandido por estar regiones del centro peninsular a través de la repoblación medieval, o mediante la red de vías pecuarias y la trashumancia que durante siglos se ha venido llevando a cabo a través de ellas, conectando pueblos, tradiciones y culturas.


Abajo: inscrita fuera del casco urbano, llegando a ella si partimos desde el extremo nororiental del municipio montehermoseño a través de la calle Bravo Murillo, la bautizada como fuente del Ronco repite un sistema constructivo basado fundamental y sencillamente en la protección edilicia del manantío del que brotan sus aguas, selladas las paredes del pozo cuadrilátero con sillares graníticos (abajo, imagen cuarta), cubierto a su llegada al exterior por un arco de medio punto de hasta tres hiladas de dovelas (abajo, imagen tercera), apoyadas sobre dos líneas de impostas creadas con similar fábrica pétrea a nivel del suelo -partiendo de ellas, hacia el levante, dos alargadas piezas a modo de bancadas-, llamando la atención frente al resto de fuentes que guardan similar modelo edilicio el acceso hacia las aguas por sendos frentes de la bóveda, sin quedar cerrado o tapiado ninguno de ellos, así como el resalto que ofrecen por ambas caras las dovelas que hacen de clave del arco (abajo: frente oriental; abajo, siguiente: frente occidental), ofreciendo un pequeño detalle ornamental que, a su vez, recuerda el almohadillado propio de las obras de ingeniería romanas en un inmueble que pudiera conservarse de aquella época, o haberse visto restaurado o reconstruido en tiempos medievales o modernos reutilizando piezas propias de la construcción original, de igual manera que en muchos puentes tanto de la región como de fuera de ella, tradicionalmente considerados de factura latina, vendrían a insertarse durante los trabajos de reedificación de unas obras venidas a la ruina con el paso de los siglos, los sillares que pudieran provenir de los viaductos a los que vinieran posteriormente a sustituir, reaprovechando el material sin dejar, a la par, de vincular una etapa histórica con otra, sintiéndose así los pueblos conectados con un pasado clásico del que se consideraban herederos, tras el paréntesis que supuso la llegada del Islam a la Península Ibérica.




2 comentarios:

  1. Me encantan estas fuentes, la Fuente del Oro es de mí pueblo. Saludos.

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  2. Aun en su sencillez, son realmente preciosas. ¡Un abrazo, Teresa!

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