martes, 31 de diciembre de 2019

Imagen del mes: Dólmenes de Lagunita, en Santiago de Alcántara


Ubicados en las proximidades de la Sierra de Santiago, mirando hacia su ladera occidental y en consonancia cultural con el yacimiento pictórico conservado en la cueva del Buraco que allí se abre, los dólmenes de la Era de la Laguna, también conocidos como de Lagunita o Lagunilla, destacan dentro del catálogo de monumentos megalíticos de la región por sus materiales de construcción, fabricados corredor y cámara con lajas de pizarra y no con ortostatos graníticos, recubiertos con túmulos formados con piezas cuarcíticas, escogidas para dotar al mausoleo de un níveo acabado que le hiciese brillar a la luz solar y ser reconocible desde la distancia.
Santiago de Alcántara (Cáceres). Fechados entre los periodos Neolítico y Calcolítico (IV y III milenios a.C.).


Arriba y abajo: con la Sierra de Santiago de fondo, la cámara del dolmen Lagunita I mira, como la cueva del Buraco, a poniente (arriba), siguiendo los esquemas habituales de construcción de tal modelo de edificación funeraria megalítica que, en los casos de Santiago de Alcántara, destacan por utilizarse en su constitución esquistos y cuarcitas (abajo), a diferencia del mayoritario uso granítico común entre los dólmenes del resto de la región.



Arriba y abajo: el enumerado en primer lugar de entre los tres ejemplares dolménicos santiagueños conocidos de la Era de la Laguna, ofrece dentro del panorama megalítico tanto extremeño como peninsular un yacimiento arqueológico a destacar en base al prolongado uso dado a lo largo de los milenios del enclave funerario como tal, desvelado gracias a las continuas excavaciones e intervenciones arqueológicas llevadas a cabo sobre el mismo, revelándose bajo los vestigios de la cámara sepulcral que centra el monumento, trapezoidal y enmarcada entre piezas de pizarra (abajo), la existencia de un primitivo dolmen inicial que sería desmantelado y cuyo túmulo superaría en dimensiones los límites del posterior, compuesto éste de hasta tres anillos constituidos fundamentalmente de piezas cuarcíticas y tierra compactada (arriba) donde, siglos después, fuesen abiertas al menos dos tumbas fechadas en la Edad del Hierro de la que se recuperaron diversas piezas cerámicas y una urna de incineración aún con fragmentos óseos, datados a mediados del primer milenio a.C.






Arriba y abajo: bloqueando lo que fuese el corredor de acceso, originariamente de 3,7 metros de longitud y 0,6 metros de anchura,  que permitiese el paso al interior de la cámara sepulcral del dolmen de Lagunita I, una estela pizarrosa sin decoración (arriba) marca el posteriormente elaborado espacio contiguo donde quedasen guarecidas una serie de urnas de incineración datadas en el II milenio a. C., reutilización del mausoleo que, un milenio después, sirviera igualmente de necrópolis de la Edad del Hierro adecuándose para ello una serie de lechos pétreos localizados principalmente en la vertiente sureña del monumento (abajo), sobre los que se depositarían las vasijas funerarias que permitirían la perdurabilidad del uso fúnebre del enclave, así respetado por las diversas generaciones que poblasen la zona, vinculándose si bien no genéticamente al menos sí culturalmente unas con otras.




Arriba y abajo: vista detallada de la estela de naturaleza pizarrosa hallada en el flanco occidental del conjunto megalítico Lagunilla I, enclavada sobre el túmulo dolménico opuestamente al corredor de acceso a la cámara sepulcral, con la que queda alineada, en cuyo lateral interior fueran descubiertos una suerte de grabados, hoy de difícil visualización debido en gran parte a la naturaleza frágil del esquisto.


Abajo: a medio camino entre los dólmenes de Lagunita I y Lagunita III, apenas un conglomerado de piezas cuarcíticas y pizarrosas esparcidas sobre el terreno restan de lo que fuese el tercero de los tres monumentos megalíticos que pueblan este rincón del término municipal santiagueño, arrasados los vestigios del mismo, sin haberse podido alcanzar previamente un estudio detallado del bien, por las máquinas de labor que impunemente han roturado el paraje donde se encontraba el ejemplar, sin tener en consideración el tesoro histórico y patrimonial que se estaba destruyendo impasiblemente y que, según anotaciones previas, contaba con cámara y corredor, tres ortostatos pizarrosos originales, y restos de un destacable túmulo.




Abajo: vistas generales del dolmen de Lagunita III desde sus flancos levantino, occidental y nororiental respectivamente, a través de las cuales se puede apreciar no sólo la erección del mismo sobre una suave colina que permitiese la mayor elevación de este monumento por encima de sus hermanos megalíticos, sino además su característica formación a base de piezas de cuarzo blanco desarrollando la constitución del túmulo que rodease y cubriese el inmueble, permitiendo originariamente una mejor y más acertada observación del sepulcro a la distancia, convertido así en punto de localización dentro del paisaje.





Arriba y abajo: aspectos detallados del túmulo dolménico del tercero de los monumentos megalíticos de Era de la Laguna donde se observa la naturaleza de su fabricación, ejecutada a base de cuarcitas, esquistos y arcilla compactada donde el cuarzo blanco adquiriría un papel extra en la arquitectura, ejecutando su cometido no sólo como material constructivo, sino además presentándose como elemento ornamental que permitiese, gracias a su coloración blanquecina, la localización lejana del bien, más si cabe cuando los rayos del sol bañasen las piezas pétreas generándose una peculiar y bella estampa del mismo.



Arriba y abajo: siendo el primero de los dólmenes de Era de la Laguna en ser estudiado e intervenido arqueológicamente, iniciándose las excavaciones en el lugar en 2.003, la puesta en valor del bien Lagunita III ha permitido ofrecer el prehistórico mausoleo como el mejor preservado de entre los 29 conservados dentro del término municipal de Santiago de Alcántara, rescatándose durante su investigación el atrio que antecediese al corredor que permitía el paso a la cámara fúnebre, presente igualmente en muchos otros ejemplares dolménicos tales como el de Lácara, característico en el caso santiagueño por descubrirse en él un zócalo donde depositar las ofrendas regaladas a los difuntos que allí descansasen, convirtiéndolo en espacio sacro propicio tanto para la realización de homenajes a los fallecidos como para la ejecución de los propios rituales funerarios que seguramente se celebrasen durante el momento de inhumación, a juzgar y según algunos estudiosos por los restos alimenticios aparecidos entre los vestigios muebles y ajuares depositados en el panteón colectivo.



Arriba y abajo: el corredor que sirviera de conexión entre el mundo diario y el de los finados, de 3,10 metros de longitud y 1 de anchura, permanecería forrado por lajas de pizarra dispuestas como paredes laterales así como a modo de dinteles de coronamiento superior, conservadas in situ las cuatro que en cada flanco delimitasen el pasillo funerario.



Arriba y abajo: vista detallada de las losas de esquisto que, fijadas como ortostatos, delimitasen el corredor del domen de Lagunita III en su lado sureño, fijando el espacio de conexión entre cámara y exterior, sosteniendo a su vez el peso de dinteles y túmulo funerario de cubrimiento del bien.



Arriba y abajo: junto al mayor de los cuatro ortostatos pizarrosos que compusieran la pared norteña del corredor dolménico (arriba), sería descubierta una estela de similar naturaleza pétrea donde aún pueden vislumbrarse los motivos antropomorfos labrados sobre una de las caras del mismo,  colocado y expuesto hoy en día en el mismo punto donde fuese hallado, cercano a la propia cámara funeraria, y posiblemente allí colocado a modo de cierre durante el momento de clausura definitiva del sepulcro (abajo).



Arriba: el corredor de Lagunita III, orientada su abertura como en el resto de monumentos dolménicos hacia la salida del sol, visto desde el punto de unión de éste con la cámara funeraria central del prehistórico mausoleo.

Abajo: serían siete las piezas pizarrosas que, como ortostatos, delimitasen el espacio de unos 3 metros de diámetro que conformase la cámara fúnebre y auténtico sancta sanctórum del enclave sacro-funerario megalítico, yacimiento arqueológico cuya investigación permitiría recuperar restos de ajuares y vestigios muebles entre los que se encontrarían diversas piezas cerámicas, abundantes puntas de flecha, ciertas cuentas de collar, así como porciones de un ídolo oculado perteneciente al subgrupo denominado ídolos placas, llamados así por presentarse como láminas pizarrosas recortadas y complementadas con decoración grabada a base de incisiones sobre al menos una de sus caras entre las que destacan los ojos de la deidad o posible difunto a la que pudieran hacer referencia el útil, característicos elementos del cuadrante suroeste peninsular donde Extremadura quedaría enclavada y en cuyos sepulcros prehistóricos se han logrado localizar abundantes ejemplares de esta tipología de representación antropomorfa sintetizada, capitaneando entre ellos el conjunto de veintidós ídolos placas descubiertos en la finca conocida como Granja de Céspedes, sita entre los ríos Guadiana y Caya dentro del término municipal de Badajoz, custodiados actualmente en el Museo Arqueológico Nacional.



Abajo: de los siete ortostatos de esquisto originales han logrado llegar a nuestros días cinco ejemplares in situ, ofreciéndose como el mejor conservado aquel ubicado junto a la entrada a la cámara sepulcral en su esquina meridional (abajo), preservados los cuatro que partiendo de la esquina septentrional de tal puerta rodean la sala mortuoria en su lado norteño (abajo), si bien el segundo de ellos se mantiene bastante mutilado, siendo las amputaciones fáciles de provocar en tales losas de pizarra dada la delicada naturaleza de dicho material pétreo, llevando a la desaparición de las lajas quinta y sexta primitivas, repuestas por piezas actuales durante los trabajos de restauración del monumento.





Arriba y abajo: además de la estela con decoración antropomorfa descubierta dentro del corredor dolménico en las proximidades a la entrada de la cámara sepulcral (abajo), tres lápidas grabadas más se hallaron durante los trabajos de excavación e investigación del inmueble en la zona del atrio del conjunto megalítico, usados posiblemente y originariamente como mojones delimitadores del área sacra donde hoy en día siguen presentándose al visitante que desde la carretera provincial CC-37 desee acercarse a la antigua necrópolis santiagueña, de los que desafortunadamente para el patrimonio histórico-artístico extremeño, español y mundial, uno de ellos ha desaparecido.




martes, 24 de diciembre de 2019

Felices fiestas desde Extremadura: caminos de cultura


Desde tiempos inmemoriables el ser humano lo sabe. Observando año tras año el cosmos que lo envolvía lo descubrió: el sol triunfaba cada solsticio de invierno. Aparentemente vencido, ganándole jornada tras jornada la noche horas al día desde que a finales de junio se alcanzase el máximo poder de la luz frente a las sombras, con el solsticio de invierno el sol volvía a renacer. Y con él, las estaciones. Y con las estaciones, el devenir de la vida.

La cultura hizo del solsticio de invierno un motivo a celebrar. De forma pagana, religiosa después. Una tradición que los cultos añejos cederían a los que los sustituirían. Pero, al fin y al cabo, la celebración subsistía hasta convertirse, fijado el nacimiento de Jesús el día clave de la festividad de las Saturnales, en la fiesta que hoy en día se da.

La Navidad ha venido a recoger ese espíritu de renovación, de triunfo sobre la oscuridad. Para los cristianos, de la mano del prometido Mesías en la figura de un Jesús redentor. Tanto para los que son creyentes como para los que no siguen a Cristo, vuelve a retomarse el ciclo natural. Una oportunidad más que la naturaleza y la vida brindan unida, además, al inicio de un nuevo año, contado en la cultura occidental a partir del comienzo del mes de enero, que ya los romanos dedicasen a Jano, de las transiciones deidad . Fechas idóneas por tal para celebrar, social y culturalmente, el resurgir de la vida, retomando la confraternización que tristemente queda olvidada de habitual.

Desde Extremadura: caminos de cultura, queremos sumarnos a la tradición remitiendo desde este humilde espacio en la red nuestros mejores deseos para estas fiestas, esperando que tras un nuevo solsticio de invierno, iniciando un nuevo año a contar y, en definitiva, emprendiendo un nuevo tramo más en el trascurrir de nuestras vidas, podamos juntos evolucionar tanto de manera individual como comunitariamente, en pro del bien de nuestra especie y de la cultura que hemos heredado y que debemos a los que nos siguen legar. 

Con nuestro más profundo cariño y sinceridad: ¡felices fiestas! Nos vemos en el año 2.020, intentando, una vez más, divulgar y acercar el conocimiento del patrimonio histórico-artístico de nuestra región. Aún queda mucho por mostrar, y mucho por hacer.

(En la imagen: nacimiento en cerámica elaborado por el alfarero y ceramista frexnense Rafael Ortega Porras, expuesto en la portada del establecimiento hostelero Mesón-Restaurante El Alfarero, sito en la calle Sagasta de Mérida).

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Imagen del mes: Ídolo neolítico de Araya, en el Museo de la Prehistoria de Mérida


Descubierta en la finca emeritense de Araya, sita en las cercanías de la ciudad de Mérida e inmediaciones del río Guadiana, toma el nombre de tal hacienda una figurilla de barro cocido que, aun hallada fragmentada, se presenta como una de las primigenias esculturas religiosas conservadas en la región extremeña, previa a otras manifestaciones devocionales prehistóricas como los ídolos oculados del Calcolítico, y coetánea a las imágenes femeninas idolatradas por otros muchos pueblos contemporáneos europeos y del Asia Menor, con especial similitud estilística con otras figurillas honradas por diversas culturas neolíticas del Mediterráneo oriental, antecedente de las damas que en tal cuenca geográfica fuesen veneradas como diosas de la fertilidad o protectoras del grupo, con laS que enlazarían personajes mitológicos como Isis o Proserpina hasta sobrevivir hoy en día en la iconografía mariana, adorada la Madre de Dios por muchas comunidades católicas bajo auténtica hiperdulía. 
Mérida (Badajoz). V-IV milenio a.C.; arte prehistórico neolítico.


Arriba: nuevamente expuesta al público desde diciembre de 2.010 en la sala cedida dentro del Museo Abierto de Mérida a la Colección de Prehistoria de la Comarca de Mérida - Praemerita, el ídolo de Araya se presenta como una de las joyas de la compilación arqueológica reunida gracias a la labor ejercida durante las últimas décadas por diversos eruditos, aficionados y amantes del patrimonio prehistórico local, rescatado este ejemplar en los albores de los años 80 del pasado siglo por D. Emiliano Jiménez Aparicio cuando, durante el desmonte de un bancal de unos tres metros abierto en el margen derecho del río Guadiana, aparecieron diversos materiales arqueológicos que, descartada la pertenencia a una necrópolis ante la ausencia de restos óseos humanos, se englobarían dentro de un poblado datado durante el periodo neolítico, a juzgar por las características del material rescatado, fundamentalmente industria lítica y vestigios cerámicos.

Abajo: de 9,4 cms. de longitud, 6,2 cms. máximos de anchura y 4,5 cms. de grosor, el ídolo de Araya muestra, aun perdida la parte superior de la figura por encima de la cintura, así como el extremo último de su pierna izquierda, una figura indubitativamente femenina con marcados labios vulvares y abultadas nalgas que demuestran un definido carácter esteatopígeo, recordando las denominadas Venus esteatopígeas del Paleolítico, con las que estilísticamente estaría entroncada, enlazando artísticamente aun más con muchas de las esculturas femeninas neolíticas descubiertas en la comarca geográfica marcada entre los Balcanes y Anatolia, tales como la figura sedente serbia de Plocnik o las diosas turcas de Chatal Huyük, con especial vínculo estético con las figuras femeninas conservadas del arte cicládico, tomando en especial consideración la escasa longitud de las piernas y la minúscula moldura que hace referencia al pie derecho mostrado en el ejemplar emeritense, similar al labrado ofrecido por la figura esteatopígica cicládica elaborada en mármol y custodiada en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, convirtiendo al ídolo extremeño, ante la ausencia de iconografía similar en el resto de la Península Ibérica, en una muestra de arte mueble neolítico única, auténtico tesoro histórico-artístico tanto a nivel regional como español.



jueves, 31 de octubre de 2019

Imagen del mes: Humilladero de Estorninos


Enclavada a las afueras de la actualmente pedanía alcantarina de Estorninos, cercano a la antigua senda que unía la antaño localidad con el municipio al que hoy pertenece, un humilladero de planta cuadrada y menudas proporciones, de muros pizarrosos, graníticas esquinas y cúpula latericia bajo la que los cuatro evangelistas reflejados en las aristas de la construcción custodiaban una posible cruz de camino, saludaba al viajero que sus pasos dirigía hacia poniente permitiéndole, como capilla y siguiendo añejas costumbres en los puntos de llegada y partida de rutas y veredas, dar gracias o rogar por el buen trascurrir del trayecto.
Estorninos (pedanía perteneciente a Alcántara; Cáceres). Siglos XVI-XVII; estilo renacentista/barroco.


Abajo: actualmente en estado ruinoso, el Humilladero de Estorninos se adivina junto al actual camino de acceso al cementerio de la pedanía, conectado con la carretera CC-111 a poca distancia de los límites orientales del caserío, en pie pese a su dejadez mostrando, además de su fortaleza y fábrica, erigido a base de mampostería de pizarra, cuarcita y granito, reforzada en las esquinas con sillares de éste último, las heridas que en su estructura  va marcando el paso del tiempo y el olvido de los hombres, tal y como puede apreciarse en los cuatro costados de su constitución vistos desde el Norte, Sur, poniente y levante respectivamente, apreciéndose desde grietas en la cara septentrional, a destacable pérdida de material en las portadas de acceso al monumento, abiertas en las paredes oriental y occidental del mismo.





Abajo: diseñada la capilla sobre sencilla planta cuadrangular de muros pétreos coronada con cúpula latericia, recuerda su construcción la del eremitorio conservado que, junto a las huertas del antiguo Convento de San Bartolomé de Alcántara y actual Hospedería alcantarina, servía a los monjes franciscanos de retiro espiritual, siguiendo una simple estructura ya vista en otros inmuebles religiosos sitos en diversos puntos de la región, como es el caso de la ermita de San Blas en Alburquerque, permitiendo poder fechar el monumento estorninero contemporáneamente a éstos entre los siglos XVI y XVII, sufriendo quizás su destrozo, como el del total caserío, a raíz del paso de las tropas portuguesas por la zona durante la Guerra de Sucesión, encajando así con las palabras que, en respuesta al Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura de 1.791 fuesen aportadas tanto por el Alcalde, regidor y procurador general por entonces de la localidad, como por D. Diego Santano de Cazeres, presbítero y cura ecónomo de la Iglesia parroquial estorninera, indicando el primero que “no hai santuarios ni hermitas, pues las guerras las arruinaron”, y el segundo que “(Estorninos) tiene dos hermitas, la una caida y la otra que no sirve para decir misa en ella”, coincidiendo ambos en la carencia de capilla a fines del siglo XVIII en el lugar apta para el culto, estragos por tanto prácticamente a todas luces bélicos que además de apreciarse en las portadas afecta a la cúpula semiesférica de cerramiento superior del habitáculo, perdida parte de la estructura que unía tal solución arquitectónica a la portada de poniente, conservándose sin embargo bajo ella el pareado de ménsulas pétreas que posiblemente sostuviesen un tejadillo o atrio que, levantado con maderas, permitiera guarecerse al viajero que junto al humilladero parase o en él se hubiera detenido a orar.



Abajo: estucada en su interior, aún hoy en día se conserva el primitivo recubrimiento de la cara interna de la cúpula del Humilladero de Estorninos, erigida sobre pechinas y originalmente ornamentada con pinturas al falso fresco que, aún de manera humilde, otorgaría una decoración que embellecería el menudo inmueble religioso en cuyo interior se alzase muy posiblemente, como en otros casos conocidos e inclusive conservados, así en Guadalupe o Llerena, una cruz enteriza o depositada sobre columna o poste, sin que haya quedado vestigio alguno de lo custodiado en el caso estorninero.



Abajo: es en el interior del lateral norteño, aplicable a las pechinas que descansan sobre el mismo, donde se han logrado preservar mejor dentro de su precario estado de conservación las pinturas que sobre el estuco de recubrimiento ornamentarían el interior de la capilla, adivinándose en los soportes de la cúpula lo que parecen ser personajes masculinos que bien pudiesen corresponder a los santos evangelistas, a juzgar por el libro que parece portar la figura inscrita en la pechina nororiental, apreciándose una decoración sin embargo mucho más geométrica, en tonos rojizos y ocres, sobre la propia pared en sí, restando un friso con roleos vegetales insertos.





Abajo: apenas conservados unos mínimos retazos del estuco y correspondientes pinturas plasmadas sobre el mismo en el interior del muro meridional, desdibujadas y casi ilegibles las obras plasmadas en las pechinas depositadas sobre dicho flanco sureño, llama la atención en este punto del inmueble la existencia de un vano abierto en la parte superior de la pared, abocinado e igualmente estucado primitivamente.





Abajo: se conserva en el costado oriental del bien el arco que coronaría en lo vertical la portada abierta en este lateral de la capilla, curiosamente diseñado en carpanel y fabricado, como la cúpula, en ladrillo, estucado y posiblemente decorado su intradós bajo el cual, mirando hacia poniente, puede observarse la silueta del caserío y la iglesia estorninera dedicada a Santiago Apóstol, erigida entre los siglos XVI y XVII, cuando la hoy pedanía alcantarina viviría su mejor etapa histórica y poblacional, y único edificio religioso del lugar junto al actualmente semiolvidado Humilladero.




Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...