martes, 2 de marzo de 2021

Imagen del mes: Ruinas de la Ermita de San Frutos, o de San Fructuoso, en las cercanías de Fregenal de la Sierra

 

A unos seis kilómetros al sureste de la localidad frexnense, entre encinas y vestigios de la romana ciudad de Nertóbriga, sobreviven en la Sierra del Coto, fruto de las posteriores ocupaciones del lugar que daría por llamarse Valera la Vieja una vez reconquistado tal enclave, retazos de la ermita que, dedicada a San Frutos, ofrecería cobijo espiritual a los habitantes del entorno hasta su pleno abandono en el siglo XVIII, fundada legendariamente como parte de un monasterio a mediados del siglo VII por San Fructuoso de Braga, o del Bierzo, bajo cuya advocación también se la conoce, más acertada posiblemente la teoría que confirma su erección en el siglo XV bajo un sobrio estilo gótico rural, o gótico extremeño, sobre presuntos restos de edificaciones romanas o medievales previas, hoy apenas supervivientes dos filas de laterales paredones de pétrea mampostería.

Fregenal de la Sierra (Badajoz). Siglos XV; estilo gótico.

Arriba y abajo: verificado el abandono del enclave cuando, en 1.850, Pascual Madoz e Ibáñez describiese el lugar de Valera la Vieja como un despoblado a través de su "Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar", de aquel caserío en el que presuntamente un día de 1.531 naciese Cipriano de Valera, más conocido como "el hereje español", apenas restan hoy en día los muros circundantes de la conocida como ermita de San Frutos, o de San Fructuoso (arriba), en pie principalmente sendos paredones laterales, así como vestigios de lo que fuesen pies y cabecero del templo, considerado el segundo de éstos aquel retazo que, al mirar hacia levante y tomando en cuenta la tradición constructiva cristiana, dibuja esquina con lo que sería el antiguo muro del evangelio del templo (abajo), dividido éste en siete secciones edilicias entre las que se adivinan los posibles vanos que permitiesen el paso de luz al interior del sacro lugar, de planta rectangular, construido a base de mampostería compuesta principalmente por esquistos y cuarcitas, adivinándose entre los depósitos de restos de fábrica esparcidos por los contornos el arranque de un muro paralelo al septentrional (abajo, siguiente), posible separación entre una sección norteña de la capilla y el resto de la nave.


Arriba y abajo: posiblemente el primitivo muro de la epístola, a tener en cuenta la orientación del templo, perfectamente ordenada su longitudinal en dirección oeste-este, los paredones que componen el lateral sureño de lo que fuese la ermita de San Frutos, y que dan forma al apodo popular con que se conoce esta edificación en la inmediata localidad frexnense, repiten con sus diez porciones del lateral original (arriba) la misma estructura vista en la pared norteña, restando junto a la esquina occidental de éstos el arranque de un muro transversal que presuntamente correspondiese originalmente a lo que fuesen los pies del sacro edificio (abajo), templo cristiano que por sus dimensiones no ingentes, pero tampoco menudas, pudiera haberse ofrecido durante su periodo de utilidad como uno de los principales recintos religiosos con que contase el sitio de Valera la Vieja, si no el único, inscrita ésta, como la propia ermita en sí, sobre los restos arquitectónicos y edilicios de lo que fuese la ciudad romana de Nertóbriga, fundada sobre un oppidum previo y base de posteriores establecimientos humanos tanto visigodos como musulmanes que, tras ser reconquistado el sitio y puesto en manos de la Orden del Temple, posteriormente regido en lo administrativo por el Reino de Sevilla y en lo religioso por el Obispado de Badajoz, revelasen una continuidad ocupacional del enclave verificada por el rico yacimiento arqueológico que hoy engloba todo el lugar y que recibiría en 2.013 la declaración de Bien de Interés Cultural por la Junta de Extremadura -decreto 76/2013 de 14 de mayo, publicado en BOE número 148, de 21 de junio de 2.013-, vigente ésta hasta que en el siglo XVIII aconteciese la despoblación del enclave, cerciorando la supuesta mudanza de la imagen mariana custodiada en el templo de San Frutos el abandono del lugar, llevada ésta, conocida como inicialmente como Virgen de la Encarnación -según otros autores de la Concepción-, hasta la frexnense iglesia de Santa Catalina, pasando a denominarse la misma como Virgen de la Salud a raíz de la supuesta intervención de la misma ante una epidemia sufrida por la localidad, conocida su cofradía desde 1.769 y celebrada su festividad cada 8 de septiembre,  destacando durante la misma la intervención de los conocidos como "danzaores", tradición cuyo origen se remonta según algunos estudiosos al traslado de tal talla desde Valera la Vieja a Fregenal de la Sierra, de raíces más paganas y antiguas según otros autores, declaradas las Fiestas en honor de la Virgen de la Salud por la Junta de Extremadura como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Bien Inmaterial.

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