Levantado sobre una llanura que arranca a los pies de la falda oriental de la sierra de Magacela, el dolmen del mismo nombre se yergue en calma, haciendo honor a la comarca donde se asienta. La población, al abrigo de su castillo, observa desde lo alto el monumento, mientras que éste, a una prudente distancia, mira al pueblo al que pertenece, aun siendo mayor que él y haber conocido su nacimiento y expansión desde tiempos remotos.
El dolmen de Magacela responde a los cánones del megalitismo, sistema de construcción a base de grandes piedras o megalitos que se dio básicamente en la época neolítica, alargándose en el tiempo hacia otras etapas postpaleolíticas posteriores. Originario de las culturas de la Europa atlántica, su expansión física se fue orientando hacia el Mediterráneo, expansión que se refleja en nuestra región. Así, el oeste de Extremadura nos aguarda con grandes concentraciones de dólmenes, en lo que hoy se denomina la Raya. Según nos dirigimos hacia el Este, el número de estas edificaciones va disminuyendo, aunque no así su calidad y grandeza, como nos muestra el edifico que aún se conserva en plena tierra de la Serena.
Arriba: vista posterior del domen de Magacela, de espaldas a la población.
Las construcciones englobadas dentro del megalitismo europeo atlántico se dividen básicamente entre menhires y dólmenes, pudiendo subdividirse a su vez estos últimos en dos grupos, según si cuentan o no con corredor de entrada al mismo. El dolmen, edificado a base de grandes ortostatos que forman sus paredes, contaría con una gran losa sujetada por los mismos y que cerraría su cúpula interior. El corredor o pasillo contaría a su vez con una estructura parecida, pero habitualmente de altura más baja que la de la cámara a la que daba acceso. En el caso del dolmen de Magacela, tanto la losa como la masa de tierra y piedras que arropaban la construcción han desaparecido, corriendo la misma suerte el corredor de más de nueve metros de longitud que le precedía. Se conservan por el contrario e íntegramente once de los doce ortostatos graníticos que cerraban los cinco metros de diámetro de la cámara mortuoria, con restos quebrados del duodécimo, opuesto a la entrada.
Arriba: aspecto del interior del dolmen, visto desde la puerta de entrada al mismo.
La altura media de los ortostatos supera el 1,75 metros de altura, siendo los dos monolitos que forman la entrada de mayores dimensiones, alcanzando éstos los 2 metros. Con una ligera inclinación hacia el interior, las moles de piedra presentan en su cara interna o anverso una superficie trabajada, más irregular sin embargo en la cara exterior. Pero lo más característico que podemos encontrar en el interior de la cámara son, sin duda, los grabados rupestres que hay registrados en la cara interna de cinco de estos ortostatos, siendo los más llamativos y de más clara visión los labrados en el monolito número cinco, orden dado si contamos los mismos desde la entrada y continuando hacia nuestra izquierda. Compuesto el grabado por diversas figuras asimiladas a un sol, una figura ramiforme, y varias cazoletas, la función que se ha creído ver en el mismo engarzaría con la que se presupone básica del monumento: enlace con el mundo de ultratumba. A su vez, la orientación de la entrada de la construcción hacia el Este, y la aparición de simbología planetaria, nos acerca hacia una ideología astral. Gracias al mismo podemos conseguir dos objetivos importantes. El primero sería datar el sepulcro en la época calcolítica, en torno al III ó II milenio a.C. El segundo, disfrutar del arte que nos legaron aquéllos que tuvieron el privilegio de disfrutar de nuestra región siglos atrás, como muestra del que fue su presente y recuerdo de nuestro pasado y nuestros orígenes más remotos.
Arriba: cara interna del ortostato que registra el grabado más relevante de los hallados en el dolmen de Magacela.
Cómo llegar:
El pueblo de Magacela, enclave histórico de la comarca pacense de la Serena, se comunica a través de la carretera EX-348 con la localidad de La Coronada, que a su vez está conectada a través de la vía EX-140 con Villanueva de la Serena. Entrando en la población desde este enlace, dejando a nuestra derecha el castillo y el centro histórico de Magacela, y antes de llegar a la barriada del Berrocal, veremos a nuestra izquierda el dolmen sobre la llanura conocida como "los Tejares", muy cercano al cruce de esta carretera con la que lleva al viajero a la ermita de la Virgen de los Remedios. Si nos adentramos por mencionado camino izquierdo, podremos aparcar muy fácilmente más adelante, junto a un merendero ubicado frente al monumento, bien visible y señalizado.
Arriba y abajo: detalles del relieve labrado sobre el ortostado mostrado en la imagen anterior a ésta, donde se aprecia, en el primero y a la derecha del mismo, una figura ramiforme, con varias cazoletas bajo ella, mientras que en la segunda imagen observamos un sol, con varios rayos de luz saliendo del mismo.
Muy interesante tu entrada sobre el dolmen de Magacela. Cuando uno habla de dólmenes piensa en Valencia de Alcántara, jejejeje. La verdad es que algunos de los dólmenes en la zona de Alcántara, Valencia de Alcántara y demás los he visitado aprovechando alguna estancia en casas rurales de la zona. Pero como tú dices, ni idea de dólmenes más al este. Utilizaré tu blog como guía de viaje “intracomunitario”. ¡Otra cosa curiosa es que los ortostatos sean tan altos! Dices que 1,75 m de media, y menos mal que lo mencionas, porque en las fotos no se hace uno idea de las dimensiones reales. Y súper interesante lo de los grabados en la roca. Eso porque tú te habías informado previamente, porque si no pasarían desapercibidos… Como las demás veces, seguro que te lo curraste en la búsqueda de información.
ResponderEliminarHola Isaac! Muchas gracias por el comentario y por la valoración de la entrada! Siempre es gratificante ver que te valoran el trabajo, y más que éste sirva para su fin primordial, que no es otro que dar a conocer el patrimonio de nuestra tierra. Me alegra mucho que te haya gustado, pero fundamentalmente que hay servido para que conozcas este monumento, y que con él hayas aprendido algo más sobre el megalitismo extremeño. Ya ves que, aunque en la zona de la Raya esté la concentración de dólmenes más grande, no por eso sólo puedes visitar estos monumentos allí, sino que los hay de tanta calidad e interés en muchas otras comarcas interiores, lo cual no hace sino enriquecer más aún nuestro patrimonio. Un saludo!
ResponderEliminarBuenas noches. He descubierto el blog en el día de ayer, desde un enlace en otro, y estoy leyéndolo con suma atención, y decubriendo monumentos que ignoraba totalmente.
ResponderEliminarEn el que nos ocupa, transcribiré, si Vd. me lo permite, la teoría que reseña José Ramón Mélida en su "Catálogo Monumental de España - Provincia de Badajoz (1907-1910)" acerca de la cubrición del dolmen (tomo I, pág.42):
"[el] excesivo diámetro de la superficie destinada a ser cubierta hace pensar en que con piedras pequeñas, por hiladas, formando anillos en saledizo y disminución, es como debieron los constructores de este dolmen, cual se ve en los citados de El Romeral (Antequera) y Alcalar (Portugal), ir disminuyendo el hueco, que luego cerrarían con una gran piedra",
lo cual, pese al siglo largo transcurrido desde esta argumentación, me parece del todo plausible. La lejanía de este dolmen de los del núcleo denominado "de La Raya" invita a pensar en distintas soluciones constructivas y su mayor tamaño excluye, como poco factible, su cubrición con una gran losa de cinco metros de diámetro (creo, sin querer meterme en muchas averiguaciones, que tal losa hubiese sido un caso único en la Península: los dólmenes de las comarcas de Valencia de Alcántara o Barcarrota no suelen tener un diámetro mayor de tres metros, y algunos más orientales como el de Vega Harnina en Almendralejo o en la comarca de Azuaga tampoco parecen superar esta magnitud).
En la visita que Mélida cursó al dolmen en 1908, aún pudo observar los ortostatos de la galería, si bien caídos y dispersos, lo que le permitió realizar un levantamiento de la planta de la misma (tomo III, plano en lámina XII y foto en lámina XIV). En nuestros días, podemos observar algunos reaprovechados en las construcciones del entorno (como el cerramiento de la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios).
Por otra parte, apuntar que la aparente escasez de dólmenes hacia el Este pudiera deberse a no haberse buscado adecuadamente lejos de los yacimientos ya documentados como tales. Particularmente, en las comarcas de La Serena y las Vegas Altas tengo localizados un par de relieves tumuliformes que bien pudieran albergar enterramientos megalíticos en su seno; pero me permitirá Vd. que sea discreto en cuanto a su localización y conservador en tanto no soy quién para elaborar teorías concluyentes.
Un saludo, y siga deleitándonos.
EL VILLANO EN SU RINCÓN
Estimado El villano en su rincón:
ResponderEliminarMuchísimas gracias por su visita, por su comentario, pero sobre todo por compartir conmigo y con los lectores del blog tan interesante información sobre los estudios y teorías relacionadas con este monumento magaceleño. Efectivamente y como ústed dice, la argumentación dada por José Ramón Mélida es totalmente interesante y plausible, lo cual no puede sorprendernos viniendo de tan ilustre arqueólogo, del que aún hoy en día seguimos aprendiendo tanto.
Espero seguir deleitándole con mis entradas, descubriéndole nuevos monumentos, pero fundamentalmente espero que se convierta usted en asiduo lector y apreciado comentarista del blog.
Un cordial saludo.