La importancia y relevancia que adquirió Emérita Augusta, actual Mérida, como capital de la provincia romana de Lusitania es innegable. No sólo las referencias históricas y los escritos contemporáneos a la época imperial lo avalan. Por fortuna para las generaciones herederas de las mismas tierras que un día la propia Mérida capitaneó, los propios vestigios reales y palpables lo confirman, conformando un extenso conjunto de monumentos y yacimientos arqueológicos que no sólo brotan por cualquier rincón de la ciudad, sino además por los campos adyacentes y que, como hoy en día, también antaño formaron parte del término emeritense. Uno de estos yacimientos sería el conocido hoy en día como de Araya, por ubicarse dentro de la finca que con tal denominación se bautizó tiempo atrás. Ubicada en el margen derecho y a escasos metros del río Guadiana, con pocos kilómetros de separación del flanco occidental de la capital regional, la Villa romana de Araya se encuentra localizada desde los años 60 del pasado siglo pero, sin embargo, permanece aún por estudiar ni excavar exhaustivamente, manteniéndose sus restos visibles sin protección alguna, desprotegidas las posibles zonas enterradas del mismo a su vez de expoliadores y factores enemigos de la conservación del patrimonio.
Es por tal motivo que la asociación en pro de la protección y salvaguarda del patrimonio español Hispania Nostra ha creído conveniente la inclusión de la Villa romana de Araya dentro de su Lista Roja del Patrimonio, para lo cual esta blog ha tenido el honor de colaborar. A continuación disponéis del enlace a la ficha que sobre este monumento figura en mencionado listado, acompañado de imágenes del yacimiento así como datos históricos, descriptivos y de ubicación del mismo, para un mayor y mejor conocimiento de este yacimiento:
Arriba y abajo: los restos visibles de la Villa romana de Araya se agruparían en tres secciones cercanas que, posiblemente, formarían parte de un mismo edificio de grandes dimensiones, de los que aún podemos contemplar un muro semicircular, probable cierre de una estancia de planta absidiana (arriba), dos habitaciones contiguas al sur del anterior (abajo), y el arranque de un muro de sillares y sillarejo que, algo más alejado de las otras dependencias, se mantiene en pie en la zona más occidental del yacimiento (abajo, siguiente).
- Historia / descripción del bien:
La villa romana de Araya, llamada así por encontrarse parte de ella enclavada en la finca homónima, fue localizada a finales de los años 60 pero se mantiene aún por excavar. Sí se llevaron a cabo prospecciones arqueológicas en zonas colindantes, de las que se obtuvieron vestigios neolíticos que prueban la existencia de asentamientos humanos en la zona, previos a la fundación de la ciudad emeritense. La villa romana, levantada a corta distancia de la capital de la antigua Lusitania y a pocos metros del río Guadiana, formaría posiblemente parte del nutrido conjunto de villas erigidas junto al camino que unía Emérita Augusta con Olisipo (Lisboa), al igual que la Villa de Pesquero o la de Torreáguila, así como parte del conjunto de explotaciones que circundaban la propia ciudad, junto a otras como la de Esparragalejo o la de Tiendas. Al igual que muchas de estas últimas, también la villa de Araya contó con presa propia, al estar ubicada en zona granítica de escasas aguas subterráneas, conservándose el dique original vinculado a ésta al noreste del complejo, aún en uso hoy en día como muro de charca, conocida también como Presa romana de Araya. Se conservan de la villa, a falta de exhaustivas intervenciones arqueológicas, dos estancias contiguas levantadas sobre sillares y mampostería, y lucidas internamente con opus signinum, con entrada en la zona oriental. Al norte de las mismas aparecen restos de un muro semicircular, que podrían corresponder a los vestigios de una dependencia de planta absidiana, posiblemente unida en origen a las habitaciones conservadas y abiertas todas a una estancia, patio o atrio de grandes dimensiones. Al oeste de estos restos se observa el arranque de un gran muro de sillares y sillarejo que podría formar parte del mismo inmueble, o bien de otro cercano incluido dentro del conjunto sumándole espacio al mismo, permitiendo por ello barajar la posibilidad de que un edificio de tanta envergadura, nutrido de destacado embalse y cercano al río, con opus signinum revistiendo sus paredes, fuese más que villa un conjunto balneario y lugar de descanso próximo a la urbe. La existencia sin embargo de una importante necrópolis, descubierta hace pocos años al norte del complejo, a raíz de la construcción de la nueva carretera que une Mérida con Montijo, hace que cobre más peso la teoría que indica que los restos conservados formaron parte de una gran explotación agropecuaria romana o asentamiento rural romano, perteneciendo las estancias conocidas a la instalación termal de la parte residencial del complejo.
Arriba y abajo: los muros conservados de las dos estancias contiguas enclavadas al sur del complejo permiten observar la fábrica del edificio, elaborado con sillares graníticos, sillarejo y mampostería, entre los que aún se conservan restos de opus signinum revistiendo la cara interna de las habitaciones, lo que nos permite pensar en el posible uso termal de este rincón del edificio, formando parte de las instalaciones termales de la zona residencial de la villa, o barajar incluso la posibilidad de que todo el complejo hubiera estada destinado a balneario cercano a la urbe.
- Cómo llegar:
La Villa romana de Araya se ubica en el margen derecho del río Guadiana, a pocos metros de su vega y junto a la línea férrea que une Madrid con Badajoz, una vez dejada atrás la capital autonómica. Los vestigios de la misma se reparten entre terreno privado y espacio público, quedando la zona norte enclavada dentro del Cortijo de Araya, mientras que la sur se mantiene dentro de la franja de terreno que enmarca a la propia vía del tren. Para alcanzar este punto, que podríamos observar desde la orilla izquierda del río a la altura del Albergue municipal juvenil emeritense, podemos tomar la carretera regional que une Mérida con Badajoz, atravesando Montijo y denominada EX-209, desviándonos pocos kilómetros después de abandonar la ciudad por un camino público que, a la izquierda y bajando hacia el sur y río Guadiana, veremos tras contemplar junto a la calzada, también a nuestra izquierda, la pequeña Presa romana de Araya. Mencionado sendero, que en un primer ramal derecho conduce al propio cortijo que capitanea estos terrenos, continúa hasta alcanzar la vía del tren y pasar bajo ella. La Villa romana de Araya se ubica junto al propio carril férreo, antes de pasar bajo el mismo y a la derecha del camino. Una antigua verja en desuso indica la presencia junto a ella de los restos de la villa enclavados en terreno privado, mientras que las estancias más al sur pueden ser visitadas a pocos metros de los primeros.
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