Fundada al parecer por el Abad Nucro, y pudiendo haber formado parte de un monasterio dependiente de la iglesia emeritense, la basílica visigoda de San Pedro de Mérida acogió, según cuenta la leyenda, al rey Don Rodrigo previamente a su marcha hacia tierras hoy portuguesas tras sufrir derrota frente al poder musulmán en Guadalete, sirviendo más verídicamente este inmueble, hoy en ruina, como germen de la iglesia anexa fechada en el siglo XV y cuya advocación da nombre a la que antaño fuera aldea de la hoy capital extremeña.
San Pedro de Mérida (Badajoz). Siglo VII d.C.; estilo visigodo.
Arriba: además de los cimientos, de diversas porciones de columnas, del suelo original o un sarcófago marmóreo del que se extrajo un ajuar funerario donde destacaría una cadena de eslabones de bronce y diversas cuentas de collar de pasta vítrea, destaca en la basílica visigoda de San Pedro de Mérida la piscina bautismal para inmersión, de reducidas dimensiones y dotada con peldaños, característica de los templos cristianos hispanos de la época.
Abajo: junto al muro de la epístola de la parroquia de San Pedro Apóstol se conservan los vestigios de lo que fuera basílica visigoda, actualmente puesta en valor y protegida con tejado y verja, cimiento ideológico del nuevo edificio que tomaría a su vez los restos del añejo inmueble como sostén arquitectónico y posible cantera de materiales, a juzgar por la presencia de un fuste marmóreo incrustado en el cabecero de la iglesia que, formando parte de un humilladero en desuso, podría haber sido tomado de la primitiva capilla.
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