viernes, 11 de marzo de 2011

Necrópolis visigoda de Arroyo de la Luz


Si bien la llegada en el siglo V d. C. de los visigodos a Hispania es clara muestra de los cambios y convulsiones políticas propias de este siglo a lo largo de todo un decadente Imperio Romano, su final afianzamiento en la Península Ibérica no supuso, sin embargo, una gran cambio en la estructura económica de nuestras tierras, especialmente en las amplias zonas rurales que aún imperaban por todo el territorio. Mientras que ciertas instituciones entraban poco a poco en decadencia, o las ciudades perdían parte de su importancia, se conservaron por otro lado y en gran medida otros aspectos, como las divisiones administrativas que habían marcado los romanos. Sin embargo la mayor continuidad en lo referente a etapas anteriores se dio en el aspecto económico. A pesar de la pérdida de importancia del comercio o la minería, la base de la economía rural siguió manteniéndose. La villa o vicus, ahora con mano de obra colona y no esclava, continúa no sólo activa sino que se ve reforzada desde su introducción por los romanos, enlazándose con el que más tarde sería conocido como feudalismo medieval.


Arriba y abajo: cerca de la necrópolis de Arroyo de la Luz se conservan, labradas en el granito, varias prensas utilizadas por aquellos pobladores que quisieron descansar eternamente junto a las tierras donde trabajaron y discurrieron sus vidas.


Las explotaciones rurales hispano-visigodas conservaron las técnicas y productos a cultivar, así como las ganaderías principales que ya se criaban en épocas precedentes. La tríada mediterránea (vid, olivo y trigo) siguió siendo el producto agrario básico y fundamental, recibiendo poco a poco la introducción de otros nuevos productos desde Asia y norte de África, principalmente hortalizas y verduras, que se vería impulsada más tarde con la venida de los musulmanes. Una clara muestra de la persistencia de la producción de aceite y vino es la presencia de prensas oleicas y vinícolas en los yacimientos o alrededores de los mismos, labradas en piedra y engarzadas en el mismo paisaje del que recibían los frutos que allí se transformaban.



Arriba y abajo: diversas vistas de uno de los conjuntos de tumbas antropomorfas que componen la necrópolis de Arroyo de la Luz, donde las cuatro sepulturas, labradas en la misma afloración granítica de forma paralela y perpendicular unas de otras, se hallan cerca del conjunto principal.


Tal es la continuidad que supuso la villa o vicus hispano-visigoda respecto de la romana, que resulta en ocasiones difícil señalar ante ciertos yacimientos de esta época si se trata realmente de una explotación del periodo tardorromano, o más bien visigoda, clasificándose éstas y en general entre los siglos IV y VII d. C., gracias a diversos elementos muebles que suelen hallarse habitualmente en la zona, como pedazos cerámicos o restos de ajuares. Manteniendo así semejantes características estas explotaciones agroganaderas fronterizas entre ambos periodos históricos, las mismas solían presentar generalmente una división espacial en tres zonas continuas y cercanas unas de otras: la vivienda, la zona de cultivo y/o trabajo, y la necrópolis. Esta última por su parte presenta a su vez unas características propias basadas en la materia utilizada para conseguir la base del sepulcro, al estar habitualmente excavadas en la roca. Son las conocidas como tumbas antropomorfas, habituales en esta época y que ya se dieron con anterioridad en la Edad del Bronce, repitiéndose su técnica posteriormente por los mozárabes y otras poblaciones que se asentaban en amplias zonas rurales donde el granito era habitual.


Arriba: vista general del conjunto principal de la necrópolis visigoda de Arroyo de la Luz, compuesto por ocho tumbas dispuestas en tres franjas paralelas y continuas de tres, cuatro y un sepulcro respectivamente.


Arriba: detalle de la franja más occidental del conjunto anterior, donde se aprecian las tres tumbas escavadas en el granito siguiendo el formato del cuerpo humano, posiblemente tapadas en un principio por lajas de pizarra o granito que no se conservan.


 Arriba: detalle de dos de las tumbas pertenecientes a la franja media del conjunto anteriormente señalado, donde se puede apreciar la variedad de tamaños de los sepulcros, indicando posiblemente el enterramiento de un grupo formado tanto por adultos como por niños.

Aunque repartidas por los territorios que ocuparon principalmente los visigodos, las tumbas antropomorfas de esta época encuentran su más claro enclave en la provincia de Cáceres, y dentro de ésta es en la comarca de Tajo-Salor donde se hallan de forma más habitual. Así, localidades como Aliseda o Brozas cuentan con pequeñas necrópolis, descubriéndose en otras ocasiones sepulcros aislados repartidos por las dehesas, o bien yacimientos relevantes como son los de los Barruecos, o el de Arroyo de la Luz. En este último caso, la necrópolis arroyana cuenta con más de veinte enterramientos cercanos a la actual ermita de Nuestra Señora de la Luz, con otros tantos sepulcros repartidos por el resto de la dehesa boyal del pueblo. Escavadas unas  tumbas en grandes berruecos, y otras a nivel del suelo, contamos con dos conjuntos contiguos de importancia que sobre una pequeña colina agrupan doce enterramientos, ocho el primero y cuatro el segundo, complementados por otro aislado pero cercano a los mismos. Junto a ellos, diversas prensas graníticas nos recuerdan el carácter agrario del yacimiento, que reúne todas las características descritas anteriormente sobre los vicus de la época tardorromana y visigoda. Cerca del mismo discurría la calzada que unía Norba Caesarina con Egitania (actual Idhana-a-Velha, en Portugal), lo cual aclara la importancia que pudo llegar a alcanzar esta villa cercana a una vía de comunicación entre urbes notables en la época, en una zona rica en pastizales, idónea para el cultivo del olivo y cercada por diversas riberas y pozos de los que disponer de abundante agua durante todo el año.


Arriba: utilizando la misma afloración granítica, otros cuatro sepulcros fueron escavados en pares perpendiculares aprovechando las dimensiones de la roca, cerca de la ermita de Nuestra Señora de la Luz.

Cómo llegar:

Si partimos desde la ciudad de Cáceres, el trayecto más directo que nos lleva a Arroyo de la Luz consistiría en tomar la carretera nacional N-521 en dirección a Portugal. Una vez atravesado el cercano pueblo de Malpartida de Cáceres, y poco después de salir del mismo, veremos un desvío que nos conduce hasta Alcántara: es la carretera regional EX-207. Tomaremos mencionada ruta para llegar a Arroyo de la Luz, y seguiremos por la misma atravesando el pueblo y saliendo de él. A no mucha distancia la carretera ofrece un nuevo cruce a mano izquierda, bien señalizado para adentrarnos en la dehesa boyal del pueblo, más conocida como dehesa de la Luz, por encontrarse allí el santuario de su patrona: Nuestra Señora de la Luz. Adentrándonos en la misma, y una vez atravesado el paso canadiense que impide la salida del ganado, cruzaremos un puente sobre la ribera que atraviesa la dehesa paralela a la carretera en todo este tramo. Nada más cruzar este cauce, veremos un camino a mano izquierda, que continúa contiguo al riachuelo hasta alcanzar una cercana charca. Es recomendable dejar aquí el coche para poder disfrutar de la naturaleza y ahorrarnos atravesar zonas embarradas, muy habituales en épocas de lluvia. A la altura de la charca, el camino encuentra un ramal a mano derecha, que sube hacia una colina, señalizado actualmente por varios postes de madera con la cabeza pintada de amarillo. Siguiendo los mismos llegaremos hasta los conjuntos principales de la necrópolis visigoda, donde el núcleo mayor con ocho enterramientos contiguos se encuentra señalizado con un cartel explicativo. Cercanas a ellos también se conservan diversas prensas de la época.

 
Arriba: junto a la ermita de Nuestra Señora de la Luz, y a los pies del humilladero que indica la llegada al santuario, encontramos una tumba antropomorfa aislada.


Arriba y abajo: no lejos de la anterior, otras dos sepulturas comparten el mismo berrueco donde fueron excavadas.


 Abajo: un cuarto enterramiento antropomorfo se divisa tras la cabecera de la ermita, no muy alejado de los anteriores, y al otro lado de la calzada que nos lleva al pueblo atravesando la dehesa. 


Si regresamos al camino de acceso a la dehesa, y nos dirigimos hacia la ermita de la patrona de esta localidad, encontraremos cerca de la misma un nuevo conjunto de cuatro tumbas excavadas en la misma afloración granítica justamente en la esquina occidental del cruce que bifurca el camino en dos ramales, uno de ellos llevándonos a la población atravesando la dehesa, y el otro continuando hacia el santuario. Poco lejos, a la izquierda del ramal que nos lleva al pueblo, y a la altura de la cabecera de la ermita, una nueva tumba aislada nos espera en uno de los lados de un berrueco. Ya en las inmediaciones del santuario, y a los pies del humilladero que junto al lado de la epístola se levanta, otra antigua sepultura nos sorprende, viendo dos más escavadas contiguas la una de la otra en una afloración granítica cercana.


Arriba: una de las tumbas antropomorfas de la necrópolis de Arroyo de la Luz aparenta observar el horizonte al atardecer, mirando el trascurrir de la historia en medio de una dehesa extremeña por la que parece no pasar el tiempo.

4 comentarios:

  1. Hola Samuel.
    Tienes un blog que es un lujo, muy interesante y detallado. Al leer en él ya he descubierto algunos lugares que tendré que visitar.
    Un saludo.

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  2. Hola Samuel, acabo de descubrir tu blog a través de Compartódromo y me ha parecido muy interesante. Tratas cada lugar de forma amena a la vez que das información contrastada. Lo consultaré a menudo, seguro, para mis escapadas con la familia.

    Un saludo, Jesús.

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  3. Hola Tomás! Muchas gracias por el comentario y la valoración del blog. Me alegra saber que ha servido para que conozcas lugares nuevos de nuestra región, que ese es el fin primordial de las entradas. Lo mismo puedo decir del tuyo,(compartódromo) el cual recomiendo desde aquí. Un saludo!

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  4. Hola Jesús! Muchas gracias por el comentario y por unirte como seguidor del blog. Como le he dicho a Tomás, me alegra enormemente saber que las entradas que os voy dejando sirven para dar a conocer rincones de nuestra región. Espero que los puedas disfrutar! Un saludo!

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