Sería en el año 1.625 cuando la conocida como Villa o Puebla de Manzanete fuera adquirida por D. Juan Antonio de Vera y Figueroa Ávila y Zúñiga, el cual, a partir de 1.628, promovería la concesión, a través de Cédula Real de Felipe IV, del cambio en la nomenclatura de la localidad, que pasaría a denominarse La Roca de la Sierra, en reflejo del título nobiliario obtenido por el que fuera su legítimo dueño y I Conde de la Roca, levantando la familia casa nobiliaria en la calle Portugalejo, actualmente dedicada a Fray Alonso de Manzanete, principal vía del enclave y camino de unión entre Mérida y el país vecino, centrada su portada por blasón pétreo flanqueado por lambrequines y toscas figuras en relieve de torso desnudo, en uno de los más destacados ejemplos de heráldica rural extremeña y claro testimonio de la amplia enajenación de comarcas, señoríos y términos municipales que desde la Reconquista y durante la Edad Moderna se dio en España, dibujando un mapa del país donde triunfaría una servidumbre señorial semifeudal que no vería su fin definitivo hasta las consolidación de las Cortes de Cádiz y la firma del decreto de abolición de los señoríos en 1.811, logrando con ello la firme independencia y ansiada libertad un alto número de poblaciones españolas y sus respectivos conciudadanos y vecinos.