A finales de abril del pasado año mi colega bloguero y amigo personal Jesús López Gómez, autor del blog Extremos del Duero, lanzó una propuesta a este blog: colaborar en una entrada dedicada a San Jorge. La festividad de tal figura del santoral, fijada el día 23 de abril en el mundo católico, estaba en su cenit. Tendríamos un año por delante para ver la luz de un artículo centrado en la figura del santo de la Capadocia. Unos días atrás el trabajo estaba terminado y preparado para hacerse público por su correspondiente celebración relativa al presente año. Sin embargo, los recientes acontecimientos históricos han hecho adelantarla. En plena crisis sanitaria a nivel mundial motivada por la pandemia ejecutada a raíz de la incesante expansión de la última versión del virus coronavirus, autor de la enfermedad Covid-19 y responsable de la declaración del estado de alarma en todo el territorio español, Jesús ha decidido darle un giro al artículo preparado, volviendo la mirada hacia la facción protectora de un santo que en no pocas ocasiones fue invocado, además de ante múltiples males, también ante muchas de las calamidades salutíferas sufridas a lo largo de los siglos pasados.
Han sido incontables las catástrofes sanitarias dadas a lo largo de la historia de la Humanidad. Unas de índole local o regional. Otras nacionales e internacionales. Las más calamitosas han llegado a afectar y diezmar continentes enteros. El ser humano, no siempre consciente de la verdadera naturaleza del mal y, de tal manera, indefenso ante su agresión, destinaba la práctica totalidad de su esfuerzo hacia las plegarias que, como ante muchos otros desastres y siniestros, dirigía hacia las que creía fuerzas sobrenaturales convencido de ser ésta la única solución que en sus manos pudiese estar, remitiéndose la mayor parte de las oraciones efectuadas dentro del mundo cristiano a diversos personajes llevados a los altares o imágenes escultóricas que se creían milagrosas, como si de veros vínculos con el Padre Celestial se tratasen. De entre ellos, San Roque sería celebrado como patrono de los afectados por epidemias tales como la peste o el cólera, pues según su leyenda él mismo, tras atender a los contagiados de la primera de éstas, caería infectado y curado milagrosamente después. En otras ocasiones, las súplicas se dirigían a San Sebastián desde que tras rogar al santo militar en la Roma del año 680 por su divina intercesión, la ciudad santa quedase libre de la peste mucho antes de la popularización de la abogacía hacia el santo peregrino de Montpellier a partir del siglo XV. No faltan las veces en que las intermediaciones se solicitaban ante figuras veneradas a índole local. Son el caso, entre otros muchos, del Santo Cristo de los Milagros de Huesca, a quien la ciudad oscense acudiría cuando en 1.497 un brote de peste asolaba Aragón, o el del Cristo de San Agustín de Sevilla, talla gótica ante la cual los hispalenses siguen renovando anualmente un voto de acción de gracias desde que supuestamente en 1.649 la original escultura, hoy suplida por una réplica tras la destrucción de la primitiva obra durante la última contienda civil española, salvara a la ciudad bética de la pestilente infección que conllevase el inicio del declive de la ciudad. A San Jorge se le invocaría especialmente frente a contagios que derivasen en enfermedades que afectasen a la piel: la peste, la lepra, el herpes o la sífilis. A veces incluso frente a las picaduras venenosas de todo tipo de ofidios. El origen de la procura de tan milagrosa abogacía: su lucha frente al dragón. Un dragón serpentino, metáfora del mal, tomado como certidumbre por muchas poblaciones que verificaban estar este fabuloso ser trás las epidemias que asolaban una población o lugar y cuyo único vencedor no podría ser otro que el caballero que también, indubitativamente, derrotó a tal bestia en la legendaria ciudad libia de Silca, o bien según otros autores en la bahía bautizada con el nombre del santo, al norte de la capital del Líbano.
Con el enlace al artículo publicado en Extremos del Duero bajo el título "San Jorge, protector ante las epidemias" os dejamos hoy, ofreciendo a la par una copia del texto aportado a tal trabajo por este blog deseando ilustraros sobre tan célebre figura del santoral, de especial vinculación con un particular enclave extremeño como es la ciudad de Cáceres, a poco más de un mes de su anual celebración y en pleno acontecimiento histórico que hace volver atrás la mirada ante añejas epidemias que asolaban nuestro país y nuestra región, cuando San Jorge era invocado para que cesase un mal ante el que, como siempre hemos hecho, ha terminado saliendo triunfante la Humanidad.
"Falta una media hora para que
comience a clarear el día 3 de agosto de 1.492. El genovés
Cristóbal Colón, acompañado de los hermanos Martín Alonso,
Francisco Martín y Vicente Yáñez, de la familia Pinzón, así como
de un nutrido grupo formado por vecinos palmeros y marineros de la
cuenca Tinto-Odiel, salen de la iglesia de San Jorge por la conocida
como Puerta de los Novios para bajar hasta la explanada donde se
enclava la Fontanilla, junto al puerto de la villa de Palos. En el
muelle, tres naves les esperan en pro de iniciar un viaje que estaría
destinado a cambiar el curso de la historia universal. Cristóbal
Colón ha logrado en Castilla lo que no consiguió en Portugal:
convencer a la Corona para convertir en realidad una idea que muchos
consideran una locura pero que él, convencido férreamente de la
posibilidad de dar con tierra, no vacila ni un instante en llevar a
cabo. Viajar hacia Oriente a través de Occidente. La reina Isabel,
recién conquistada Granada, se muestra proclive a tal aventura. Unos
creen que su extremo catolicismo, derrotado el poder musulmán en la
Península, la han conducido a desear la evangelización de tan lejanas
tierras. Otros opinan, sin embargo, que se deja llevar por sus ansias
de conseguir nuevas posesiones para la Corona así como las riquezas
que dicen abundan en Cipango. Los motivos de Colón son más bien
confusos, pero pareciese querer derrotar, como el santo caballero que
recibiría sus oraciones durante la vigilia previa al viaje hacia lo
desconocido, los dragones que aún muchos insisten en confirmar que
habitan los confines de un mundo plano. Y pareciese que San Jorge le
vino a escuchar.
Pero San Jorge no siempre fue un
caballero ni anduvo aniquilando monstruos ni dragones. Jorge de
Capadocia, natural de esta región turca, sería al parecer un
soldado del Imperio Romano nacido en las últimas décadas del siglo
III d.C. De fe cristiana, se contaría como uno de los muchos
mártires que, por no querer abjurar de sus creencias y rechazar el
culto imperial, sería sometido a tormento y pena capital durante la
persecución que del cristianismo se daría durante el gobierno de
Diocleciano, a comienzos del siglo IV. Decapitado supuestamente en
Nicomedia, donde ejercía como parte de la guardia imperial, y
trasladado su cuerpo a Lydda, actualmente la israelí Lod, ciudad
natal de su madre y donde la misma le educaría en las doctrinas de
Cristo, Jorge sería convertido en el siglo IX, canonizado a fines
del siglo V, en protagonista de una milagrosa intervención según la
cual libraría a la ciudad de Beirut de un dragón que asolaba la
zona. De una suerte de leyenda de llamativo paralelismo con el mito
de Perseo y la liberación de Andrómeda, nacería, al igual que las
rosas que surgieron de la sangre del vencido monstruo, un culto que
transformaría al soldado en caballero, popularizado en una Europa
Oriental donde Jorge se contaría como patrón de regiones como
Bulgaria, Ucrania o Georgia, así como de ciudades como Moscú. Según
algunos autores, ya era venerado en la Europa Occidental a fines del
Imperio Romano. Por el contrario, muchas voces apuntan hacia las
Cruzadas como el inicio de la divulgación de su culto ortodoxo en
las regiones del poniente europeo.
Inglaterra, de reconocida
presencia durante las Cruzadas ejecutadas en Tierra Santa, lo tomaría
como patrón a partir del siglo XIV, enarbolando la cruz del santo
como bandera propia y nombrándole inclusive protector de la
británica Casa Real. En la Península Ibérica, ocurriría de manera
similar. Encumbrado como patrono de Portugal, la monarquía aragonesa
se acogería a su amparo en un culto que rápidamente se propagaría
por todos los territorios de la Corona. En el siglo XV se convertiría
oficialmente en patrón de Aragón y Cataluña, incluyéndose su cruz
bermellón en los escudos aragonés y barcelonés. No podía ser
menos ante un santo cuya legendaria aparición durante la batalla de
Alcoraz, luchando codo con codo junto a Pedro I, le otorgaría a los
aragoneses en 1.096 la victoria y conquista de la ciudad de Huesca
frente al poder musulmán. Milagrosa intervención de sumo parecido a
la que supuestamente en el 844 se diera en Clavijo, igualmente frente
al Islam pero por parte de un Apóstol Santiago convertido en paladín
de las tropas castellanas, que tomarían así al santo peregrino, en
una faceta mucho más bélica, como su propio caballero sagrado en
pro de la reconquista peninsular. Sin embargo no por ello San Jorge
dejaría de aparecer entre los santos venerados en los territorios
de raíz castellana de España. En el mismo camino de Santiago se
puede encontrar a San Jorge en diversos enclaves como la logroñesa
Iglesia Imperial de Santa María de Palacio o, mucho más cerca de
Compostela, en la capital coruñesa, bajo cuya advocación se ofrece
un templo barroco en pleno centro histórico de la ciudad. Más al
Sur, en tierras andaluzas, contará con parroquias levantadas bajo el
estilo gótico no sólo en la onubense Palos sino también en la
gaditana Alcalá de los Gazules. Incluso en el mismo corazón del
Imperio hispano tendrá cabida el sacro adalid, retratado por los
pinceles de Alonso Sánchez Coello y formando parte del elenco de
santos que circundarían las paredes de la iglesia del Real
Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, cuya primera piedra,
curiosamente, sería colocada el 23 de abril de 1.563, festividad del
santo.
Pero si hubiese que destacar una
vinculación con San Jorge dentro de lo que fuesen tierras de la
Corona de Castilla, sería a Cáceres a donde habría que dirigirse,
dándose en la otrora villa y ahora ciudad el que posiblemente sea el
patronazgo georgino más antiguo de España, inmediato a la
reconquista definitiva de la ciudad por las tropas leonesas llevada a
cabo el día de San Jorge de 1.229, anterior por tanto a otros tan
célebres como el alcoyano, nacido a raíz de la batalla que en
defensa de la localidad ejecutaron los cristianos frente a las
huestes musulmanas que querían recuperar para el Islam la población
de Alcoy en 1.276. En ambos casos, una cruzada frente a los
mahometanos ante la que se imploró a San Jorge o se tomó al santo
caballero como figura religiosa sin cuya divina protección no
hubiera sido posible el triunfo de la cristiandad frente a su tenaz
enemigo medieval, al que el santo derrocaría como ya en el Líbano
hiciese cuando derrotase a la pestilente criatura atravesándola con
su lanza. Una incansable confrontación del caballero contra su vil
enemigo, así retratado en una iconografía que en no pocas ocasiones
se confunde con la de San Miguel en su lucha contra Satanás, al que
ya en el Apocalipsis de San Juan se le compara con un dragón al que
Miguel y sus ángeles vencerán el día del Juicio Final, arrojándole
junto a sus demoníacas tropas por siempre del Cielo. Eterna lucha
del Bien contra el Mal. Incesable lucha de lo bendito contra los
demonios. Del hombre contra sus demonios..."
(Imágenes: un broncíneo San Jorge esculpido por José Rodríguez y fundido por Eduardo Capa ocupa, salvo intentos de robo y posteriores reparaciones, desde el 26 de agosto de 1.966 una hornacina en la plaza que bajo la ingente mole edilicia de la iglesia de San Francisco Javier ocupa el corazón del casco antiguo intramuros de la ciudad que toma al santo caballero como patrón, propietario el Ayuntamiento cacereño, entre otras realizaciones artísticas del mismo, de una barroca escultura en madera policromada de apenas un metro de altura, utilizada en los actos celebrados por el consistorio durante la jornada de conmemoración anual del santo bajo cuya protección se acogería la población que en similar día del año 1.229 reconquistase definitivamente frente al poder sarraceno el lugar)