Visualmente en paralelo a los montes de la Trasierra, y perpendicular a la rivera del río al que da nombre y cruza, el puente de Cáparra parece prolongar el plano ortogonal que dibujase la antigua ciudad caparense a la que servía como ramal de la calzada Iter ab Emerita Asturicam, origen del asentamiento y posterior Vía de la Plata, de igual manera que hoy sigue uniendo esta ruta que vertebra Extremadura con las tierras de Granadilla, convertido en tramo de la carretera CC-11.2.
Río Ambroz, denominado en esta zona como río Cáparra, dentro del término municipal de Guijo de Granadilla (Cáceres). Erigido posiblemente a inicios del siglo II d.C. (gobierno de Trajano), modificado posteriormente y ampliado/restaurado a mediados del siglo XX (1.956); estilo romano inicial.
Arriba y abajo: dotado aparentemente de cuatro ojos, el arco ubicado en el extremo del viaducto y orilla izquierda de la vega es considerado por diversos autores, así Jesús Acero Pérez en su estudio "Puentes de origen romano en torno a la ciudad de Capera", más un aliviadero que ojo en sí (abajo), presuntamente primigenios los dos centrales, de casi 9 metros de diámetro cada uno, posiblemente un posterior añadido su hermano inscrito sobre el margen derecho, de menor tamaño que los anteriores -5,70 metros de diámetro (abajo, siguiente)-, ayudados los ojos medios en su función fluvial aguas arriba por un tajamar de planta triangular que, unido al pilar que los separa, es considerado posterior a la obra latina que predomina en éstos (arriba), quizás igualmente tardío el espolón inscrito junto al estribo que cierra tal dúo en su unión con el margen septentrional de la rivera, de base trapezoidal y erigido posiblemente en un momento de reconstrucción o restauración del puente en años del Bajo Imperio o adentrados en época medieval (abajo, tercera imagen), de cuya intervención pudo provenir el ligero alomamiento de su calzada, tal y como llegase al siglo pasado, allanado a raíz de las intervenciones que a partir de 1.956 viviese el monumento, época en la que, a fin de poder trascurrir por él los vehículos que interviniesen en la ejecución del pantano de Gabriel y Galán, se ampliaría su ancho más de dos metros, desplazando su cara de aguas abajo, pasando de los cinco a los 7,3, añadiéndose la cornisa y los pretiles actuales.
Arriba y abajo: son sillares de granito, abundante en la región, los que conforman la fábrica primitiva que constituye el puente caparense, posiblemente levantado una vez dotada la población del título de municipio a través del Edicto de Latinidad de Vespasiano fechado en el año 74 d.C., coincidiendo entre fines del siglo I d.C. y los inicios de la centuria siguiente con la erección de los principales edificios públicos de la ciudad, que de esta manera hacía frente a su nuevo estatus político-social, apreciándose como punto de arranque de las bóvedas de cañón que conforman los ojos centrales, presuntamente los primigenios (arriba: arco central cercano a la orilla izquierda; abajo: arco central cercano a la orilla derecha), cuyas dovelas presentan un almohadillado más tosco que erosionado, un saledizo que, usado durante su construcción como apoyo de la cimbra, marca el nacimiento de sendos arcos (abajo, siguiente), tal y como puede observarse en otros viaductos y obras de ingeniería romanas de la Lusitania, así los saledizos también trapezoidales del puente romano de Salamanca o del conocido como puente de Vila Formosa, en el término municipal portugués de Alter do Chao, igualmente en la arquería sobre el río Albarregas del emeritense acueducto de los Milagros, verificándose así la vinculación de este viaducto caparense con el mundo de las infraestructuras hispano-lusitanas, declarado junto a las ruinas urbanas y el arco de la ciudad de Cáparra monumento Histórico-Artístico, hoy Bien de Interés Cultural, por el Gobierno de España mediante decreto publicado en la Gaceta de Madrid nº 155, de 4 de junio de 1.931.