Escogido de entre los cuarenta monumentos megalíticos ubicados dentro del término municipal a fin de ser reproducido en miniatura, ubicada entre los parques de España y de San Pedro de Alcántara, como representación de la colección dolménica que enriquece el patrimonio histórico-artístico del municipio, el dolmen de Tapias I se presenta como uno de los escasos ejemplares que conserva, sostenida por siete ortostatos graníticos, la tapa o losa colocada como cubierta superior del bien, desaparecido por el contrario gran parte del corredor de entrada, así como totalmente la cobertura térrea o túmulo que lo protegía.
Valencia de Alcántara (Cáceres). Fechado entre los periodos Neolítico y Calcolítico (IV y III milenios a.C.).
El conjunto megalítico valenciano recibe la declaración de Bien de Interés Cultural por la Junta de Extremadura, con categoría de Zona Arqueológica (Decreto 51/1992 de 05 de mayo de 1.992).
El conjunto megalítico valenciano recibe la declaración de Bien de Interés Cultural por la Junta de Extremadura, con categoría de Zona Arqueológica (Decreto 51/1992 de 05 de mayo de 1.992).
Arriba y abajo: accesible desde la carretera EX-110, en su tramo de unión de la localidad valenciana con San Vicente de Alcántara (a través de un cordel marcado con hito granítico que parte en el margen derecho en dirección a San Vicente de Alcántara, antes de alcanzar el kilómetro 2), el dolmen Tapias I se descubre sobre una suave colina rodeado de la más simbólica vegetación del bosque mediterráneo, a no gran distancia de su casi desaparecido hermano homónimo Tapias II, con el que formaría parte muy posiblemente de una antigua necrópolis neolítica.
Arriba y abajo: aún conservándose la losa de cerramiento superior, apenas ciertos fragmentos graníticos sobreviven por el contrario de lo que fuese corredor de acceso al mausoleo (arriba), ubicándose en las cercanías del monumento algunas piezas graníticas de gran envergadura que posiblemente formaron antaño parte del conjunto megalítico (abajo).
Abajo: apoyándose unos sobre otros, son siete los ortostatos o piezas pétreas de naturaleza granítica que conforman las paredes de la cámara funeraria, de 3 metros de altura y 3,4 metros de diámetro, en cuyo interior, excavado por el arqueólogo y prehistoriador D. Martín Almagro Basch en la década de los 60 del pasado siglo, se localizaron diversos elementos, tales como puntas de flecha o fragmentos cerámicos, pertenecientes a los ajuares funerarios allí depositados como acompañamiento post mortem de los difuntos que en tal panteón prehistórico recibirían sepultura.
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