sábado, 1 de octubre de 2011

Dolmen de Carmonita


Arriba: entre encinas y alcornoques descansa hoy en día el que antaño fuera elevado para descanso eterno de los primeros habitantes de estas tierras, conocido como dolmen de Carmonita.

Hubo un día, siglos atrás, cuando el ser humano apenas llevaba escrito el camino de su historia, o prehistoria en la mayoría de los casos por aquel entonces, en que prácticamente todo el Oeste peninsular, especialmente en las tierras que hoy corresponden a Extremadura, una densa capa de vegetación mediterránea cubría todo el territorio, conocido su resultado como bosque mediterráneo cuyos vestigios más directos y afines son las actuales dehesas, paisajes dominados por las encinas y los alcornoques, con algún que otro enclave repleto de quejigos, que conservan el sabor natural y la unión con el ecosistema de nuestras tierras y comarcas desde tiempos inmemoriales.

Del bosque mediterráneo hicieron su hogar los primeros pobladores de la Península Ibérica, y en el bosque mediterráneo se asentaron éstos y los que después de ellos vinieron, bien fuera como descendientes de los primeros, o bien como resultado híbrido de éstos con otras culturas venidas desde otros puntos de Europa y del Mediterráneo que quisieron continuar su camino evolutivo y progreso de la comunidad en estas ricas tierras de climatología mediterránea suavemente continentalizada.



Arriba: a pesar de conservarse mutilados los ortostatos que conforman las paredes del corredor de acceso al dolmen, y de haber desaparecido las lajas que cubrían el mismo, se mantiene en el tiempo la presencia de este pasillo, reflejado en la imagen.
Abajo: vista general de la cámara del dolmen, compuesta por una decena de grandes losas dañadas con el paso de los siglos, pero que mantienen su inclinación interna y con ello la estructura inicial del monumento.



Venida de la Europa Atlántica y precursora de las corrientes de población colonizadoras que pocos siglos después ocuparían el Norte y Oeste peninsular dando lugar a las culturas prerromanas de origen celta, durante el final del Neolítico y comienzos de la Edad del Cobre o Calcolítico irrumpe a través de la cuenca atlántica peninsular la cultura megalítica. Los clanes y pueblos con los que se encuentra este fenómeno constructivo a base de grandes losas u ortostatos reciben con agrado estas primeras lecciones de arquitectura funeraria, que empezarán a aflorar en medio del bosque mediterráneo donde éstos ubicaban su hogar, y donde querían perpetuar su descanso eterno recogiendo sus cuerpos tras el irremediable óbito al que todo ser está destinado, pero frente al cual ya comenzaba a surgir la idea de un posible más allá, así como diversos rituales de enterramiento que demuestran los primeros pasos hacia la religiosidad de la población.

Bien como sepulcro colectivo, o incluso posiblemente como marca del territorio donde habitaba un grupo indígena, si no mezcla de ambas funciones, el conocido como dolmen de Carmonita es un sencillo, bello y buen ejemplo de esta construcción de tipo megalítico elevada en medio del bosque mediterráneo. Ubicado en el corazón de Extremadura, el dolmen de Carmonita, perteneciente a esta localidad pacense de la comarca de las Vegas Bajas, se mantiene relativamente alejado de la gran zona de influencia megalítica atlántica que se da en la actual comarca de Sierra de San Pedro (junto a la Raya portuguesa), pero cercano a otros monumentos de esta tipología que hay en las Tierras de Lácara, a la que igualmente pertenece, como son el dolmen de Lácara o los de Cueva del Monje o Cueva del Moro. Se muestra así como un ejemplo más que demuestra la orientación de la influenca megalítica en el centro peninsular, de mayor a menor presencia desde el Oeste hacia oriente respectivamente, pero no por ello pérdida de relevancia de la misma, con ejemplares destacados fuera de las zonas principales.



Arriba y abajo: sendas vistas del exterior del dolmen de Carmonita, a su derecha y lado posterior respectivamente, donde se aprecian las medidas y fábrica de los ortostatos que conforman la cámara, una vez perdido el túmulo térreo que los cubría.



Como ocurre con la gran mayoría de los dólmenes conservados en Extremadura, el dolmen de Carmonita se clasifica dentro de los mausoleos megalíticos que cuentan con corredor de acceso al mismo, manteniéndose en él tanto ortostatos de su cámara como de mencionado corredor de entrada, de material pizarroso en prácticamente todos los casos. Sobre el túmulo arenoso o térreo que cubriera la construcción no permanece vestigio alguno, así como de la cúpula de cierre de la cámara o techumbre pétrea del pasillo. Sí se conserva, sin embargo, la majestuosidad del monumento que, sin llegar a las medidas atrevidas y ostentosas de su vecino llamado de Lácara, demuestra siglos después de su fabricación el buen hacer y la humilde magnificencia con que quisieron dotarle sus constructores, logrando no sólo perpetuar en el tiempo las bases de su cultura ritual y lecciones arquitectónicas, sino además su presencia en una zona de la que hicieron su hogar, y a cuyo bosque mediterráneo quisieron unirse eternamente como muestra de su amor por este paisaje y estas bellas tierras que más tarde serían conocidas como Extremadura.

Cómo llegar:

La localidad de Carmonita, de escasa población desde antaño y fundada por hispano-musulmanes venidos desde Carmona, de donde deriva su nombre, es un municipio fronterizo entre las dos provincias extremeñas, perteneciente a la pacense pero con más fácil acceso desde la cacereña. Enclavada a los pies de la Sierra de San Pedro, y ubicada al Norte de la capital de la región, será a través de la Autovía de la Plata o A-66 por donde mejor podamos entrar en ella, concretamente utilizando la salida nº 590.

Tras abandonar la autovía señalada y conducir primeramente por la carretera local CC-78, convertida en BA-099 una vez en la provincia de Badajoz, llegamos al pueblo que atravesaremos casi en su totalidad y línea recta para alcanzar el monumento megalítico. Un único desvío tendremos que tomar una vez en la población, al llegar a una pequeña rotonda que nos conduce a mano derecha, antes de abandonar la localidad camino de Cordobilla de Lácara, al Hogar del Pensionista. Una vez desviados sólo habrá que continuar recto, subiendo el camino que al final de la calle se orienta hacia la serranía, encontrándonos un kilómetro después, junto a la vereda y con acceso para los vehículos, con un merendero público donde no sólo podremos disfrutar de una estancia en pleno bosque mediterráneo, sino fundamentalmente de la presencia de este dolmen que nos aguarda desde siglos atrás, trayendo al presente el sabor de la cultura de antaño de la que, a pesar de la distancia en el tiempo, derivamos.



Arriba: atardecer en pleno bosque extremeño donde los últimos rayos de luz bañan, un día más y desde tiempos inmemorables, las paredes del dolmen de Carmonita.

5 comentarios:

  1. Hola Samuel. Conozco ese dolmen y lamentablemente como otros muchos monumentos, está muy deteriorado. Una pena que no hayamos sabido conservar estas joyas y difundir su importancia. Hace algunos miles de años, tenía que ser tremendo y hermoso el bosque donde se halla el dolmen.

    Un saludo y hasta pronto.

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  2. Hola Jesús! Como siempre, un placer tenerte por aquí y leer tus comentarios. Efectivamente el dolmen se encuentra bastante deteriorado, pero a pesar de ello deja entrever que tuvo que ser un monumento funerario espectacular. Y espectacular sigue siendo el camino que lleva hasta él, envuelto en una dehesa a los pies de la Sierra de San Pedro, que nos permite también apreciar e imaginarnos la riqueza vegetal que tuvo que existir allí antaño, y que nuestros primeros pobladores tuvieron el placer de disfrutar.
    Un saludo y hasta pronto!

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  3. He pasado por la A66 muchas veces, y he visto el letrero de Carmonita, pero no he estado nunca. La próxima vez hago un alto en el camino y me acerco a ver el dólmen!

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  4. Hola Isaac! Muchas gracias por tu comentario. Harías muy bien haciendo ese alto en el camino, que te recomiendo. No sólo descansarías, sino que además lo harías viendo un monumento histórico, y disfrutando de un entorno sin par. Aunque en la A-66 sólo se indique la salida a Carmonita, desde la N-630 sí que aparece un cartel anunciando la proximidad del dolmen, como ocurre también dentro del pueblo, siendo uno de los pocos monumentos megalíticos que dispongan de esta información en la región.
    Un saludo y hasta pronto!

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  5. El entorno "agradable" sería antaño. Yo lo visité ayer, 7 de marzo 2016, y encontré un aspecto deplorable por su suciedad.

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