viernes, 21 de marzo de 2014

Colaboraciones de Extremadura, caminos de cultura: Atalaya de los Frailes, en Badajoz, en la Lista Roja del Patrimonio


Arriba: de tapial de guijarros y barro, con ladrillos reforzando las esquinas y asentados los muros sobre una base de similar fábrica más gruesa, la Atalaya de los Frailes, también conocida como de los Monjes o de Tres Arroyos, presenta similitudes con otras torres vigías almohades en cuanto a su material de construcción pero también en su defensa, abriéndose la puerta de ésta en el flanco occidental de la misma, a elevada altura, para impedir la entrada de aquéllos enemigos frente a los que permanecía en guardia custodiando el flanco suroriental de la ciudad de Badajoz.


Mil años han pasado desde que Badajoz, antigua Batalyaws, se presentara como reino taifa independiente, tras la coronación del que fuese oficial y gobernador de la ciudad durante el reinado del ilustrado califa Alhakén II, una vez derrotado el sucesor de éste en 1.013. Sabur al-Amirí, más conocido como Sapur, que conoció el esplendor militar y cultural del califato cordobés antes de su desintegración, inauguraba una nueva etapa dentro de la historia musulmana de Badajoz, cuyas primeras páginas escribiría Ibn Marwan a finales del siglo IX, con la fundación de la propia ciudad en sí, y que retomarían especialmente los almohades tras la toma de la ciudad, a mediados del siglo XII. Hasta su definitiva reconquista cristiana por las tropas de Alfonso IX de León en 1.230, los almohades, conscientes de la cada vez más cercana frontera respecto de los leoneses, así como del novedoso reino de Portugal, no quisieron dejar a su suerte la ciudad que, siendo capital de su propio reino gobernó territorios tan amplios que incluso eran bañados por el propio océano Atlántico, dotándola de mayores  y mejores defensas, entre las que se incluía una serie de torres vigías desde las cuales controlar los flancos y caminos cercanos a la urbe.

La Atalaya o Torre de los Frailes, también conocida como de los Monjes o de Tres Arroyos, es una de las pocas torres vigías levantadas durante la dominación hispano-musulmana de Badajoz que queda en pie. Pese a la importancia de la que disfrutó antaño, y la antigüedad de la misma, hoy en día se encuentra en pleno abandono. Extremadura: caminos de cultura ha tenido el honor de colaborar con Hispania Nostra logrando que la misma sea incluida dentro de la Lista Roja del Patrimonio, en pro de su promoción y fundamentalmente defensa, para que un monumento tal pueda conocer milenarios como el que actualmente se sigue celebrando, así como muchos otros aniversarios y futuros acontecimientos de la ciudad a la que pertenece y defendió tiempo atrás.

A continuación, os dejo con el enlace que lleva a la ficha e imágenes de la atalaya, dentro de la Lista Roja del Patrimonio, seguido de una breve descripción del bien, así como las indicaciones para poder ver y disfrutar in situ del mismo:




Arriba y abajo: vista de los flancos sur (imagen superior), oriental y norte (imagen inferior), de la pacense Atalaya de los Frailes, cuyo posible almenado, techumbre/terraza y acodicionamiento interior han desaparecido, figurando sobre la misma graves grietas y líquenes que hacen peligrar la integridad del monumento, cuyos desprendimientos se descubren en los alrededores del propio inmueble.


- Historia/descripción del bien: 


Durante la dominación almohade de Badajoz, prolongada desde la toma de la ciudad por los mismos en 1.148 y hasta la reconquista cristiana definitiva del enclave en 1.230, la antigua Batalyaws fue fortalecida en cuanto a su defensa y dotada de un mayor número de inmuebles destinados a la vigilancia y protección de la urbe, tras haber retrocedido las fronteras andalusíes en referencia tanto al cristiano reino leónes, como al recién creado reino de Portugal. Además de reforzarse los sistemas defensivos de la alcazaba y el amurallamiento de la propia ciudad, se elevaron varias torres vigías desde las que controlar los accesos a la misma, comunicados entre sí y entre éstos y la propia Badajoz, recibiendo fundamentalmente en la Torre de Espantaperros los mensajes cifrados a través de lenguaje lumínico, creados por reflejos solares, o por códigos basados en señales de humo producido por hogueras o teas encendidas. Se desconoce el número exacto de torres vigías o atalayas que circundaron la ciudad, teniéndose noticias de al menos ocho de ellas. Actualmente sobreviven los restos de cuatro, conocidas como de los Rostros, Torrequebrada, de Camino de Yelves y de los Frailes o Monjes (también llamada de Tres Arroyos). Al parecer muchas de estas atalayas mantuvieron su función de vigilancia hasta la Guerra de la Independencia, a comienzos del siglo XIX, cayendo en desuso después o, como en el caso de Torrequebrada, pasando a formar parte de una vivienda privada.

La Atalaya de los Frailes, de los Monjes o de Tres Arroyos mantiene, como la mayor parte de las torres vigías musulmanas con que contó Badajoz, planta cuadrada y unos 10 metros de altura. Su creación se ejecutó posiblemente a finales del siglo XII, durante el reinado del califa almohade Abu Yaqub Yusuf, o bien algunos años o décadas después de la caída del mismo. La fábrica de la torre repite las mismas directrices que las del resto de atalayas, así como la de una gran mayoría de edificios almohades defensivos, creada con tapial de barro y guijarros, lucida con cal y arena y reforzada con ladrillo en las esquinas. Una base de guijarros más gruesa que el tapial de los muros sirve como sostén y defensa de la misma. El acceso a su interior se ejercía a través de una puerta abierta en el flanco occidental y elevada a cierta altura del suelo. Una escalera de madera o cuerda permitiría la subida al torreón, retirándose la misma en caso de llegada del enemigo. Posiblemente, y como en el caso de la cercana Torre de los Rostros, contó con bóveda interior, hoy vacío, y terraza/mirador defendido por almenaje en la parte más superior del inmueble, actualmente desaparecidos. Ubicada al sur de la Atalaya de los Rostros y al este de la Atalaya de Torrequebrada, pudo mantener relación visual fundamentalmente con esta última, vigilando el flanco suroriental de la ciudad.

- Cómo llegar:




La Atalaya o Torre de los Frailes, también conocida como de los Monjes, recibe igualmente el título de Atalaya de Tres Arroyos por estar elevada anexa al Parque de Tres Arroyos, de titularidad municipal, en las cercanías de la ciudad de Badajoz. La torre vigía se enclava sobre una colina de propiedad privada junto a la carretera que une la capital provincial con la localidad de Villalba de los Barros, más conocida como la carretera de Corte de Peleas (BA-022), a la altura del kilómetro 6 de esta vía. Un vallado circunda la propiedad. En caso de querer acceder al mismo, desde este blog lanzamos las mismas recomendaciones que en casos similares:

1) Respetar en todo momento las propiedades de la finca, como vallados o cercas, intentando no salirse de los caminos marcados.
2) Respetar la vegetación y cultivos de la misma, sin realizar ningún tipo de fuego ni arrojar basura alguna.
3) Respetar al ganado que habitualmente hay pastando en la zona, y en caso de encontrarse con animales que lo protejan, no enfrentarse a los mismos.
4) Si observamos que se están practicando actividades cinegéticas (caza), abstenernos de entrar.
5) Si nos cruzamos con personal de la finca o nos encontramos con los propietarios de la misma, saludarles atentamente e indicarles nuestra intención de visitar el monumento, pidiendo permiso para ello. En caso de que no nos lo concediesen, aceptar la negativa y regresar.


(Sobre la Atalaya de los Rostros podeís encontrar una entrada dedicada a tal torre vigía dentro de este mismo blog. Igualmente, "Extremadura: caminos de cultura" tuvo el honor de contribuir con la web "Guía de Monumentos de Badajoz" en cuanto a la aportación de imágenes con las que ilustrar los apartados dedicados a las Atalayas de los Rostros, de Camino de Yelves y de los Frailes. A continuación, os dejo los enlaces correspondientes a cada uno de estos trabajos)


1 comentario:

  1. Conozco solo un poco de esa tierra y, tengo que volver para visitar esos rincones que, también son maravillosos.

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